“Bell to Bell”: cómo es la normativa que prohíbe el uso de celulares en las escuelas de Nueva York

La ciudad de Nueva York inició el ciclo lectivo con una política que promete transformar por completo la vida escolar: la prohibición del uso de teléfonos celulares durante toda la jornada, desde la entrada hasta la salida de los alumnos.
La medida, conocida como “Bell to Bell”, fue presentada por la gobernadora Kathy Hochul con el objetivo de reducir distracciones en el aula y promover una educación más enfocada.

“Nuestros jóvenes tienen éxito cuando aprenden y crecen, no cuando están haciendo clic o desplazando la pantalla”, declaró Hochul al anunciar la normativa, que se suma a otras iniciativas previas contra el uso excesivo de la tecnología por parte de menores. En 2024, el estado ya había limitado los algoritmos adictivos de las redes sociales para este grupo etario.
No obstante, la puesta en práctica del plan no está exenta de dificultades. En instituciones con miles de estudiantes, como Brooklyn Tech —la escuela pública más grande de la ciudad, con casi 6.000 alumnos— se entregarán bolsas individuales para almacenar los celulares. Sin embargo, algunos estudiantes expresaron inquietud por posibles demoras debido a las filas que podrían generarse a la hora de entregar los dispositivos.
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Desde la administración, la respuesta fue tajante: “Las filas no serían un problema”, aseguró una portavoz del Departamento de Educación, quien además explicó que mochilas y bolsos no son considerados métodos válidos de almacenamiento.

Prohibición de uso de celulares en escuelas: opiniones divididas
El debate trasciende a familias y educadores. Experiencias previas en otras escuelas demuestran tanto los beneficios como las resistencias. El Dr. Curtis Palmore, director ejecutivo de United Charter High Schools, relató: “Estaban pegados a sus teléfonos. Decidí que sería mejor que todos nuestros estudiantes tuvieran el mayor tiempo de clase posible sin que se concentraran en sus celulares”. Al implementar la medida, rechazaron incluso el pedido de algunos alumnos para recuperar sus dispositivos en el recreo: “Decidimos no ofrecérselos”.
El sector tecnológico también se pronunció. Ahmed Khattak, director ejecutivo de US Mobile, respaldó la iniciativa: “Los dispositivos pueden ser extremadamente contraproducentes en la escuela”. Aunque admitió que la venta de teléfonos básicos sin internet se disparó tras las restricciones, destacó: “Apoyo totalmente que los niños puedan concentrarse en la escuela y no puedan enviar mensajes de texto ni ver las redes sociales”.
El programa cuenta con un presupuesto estatal de 13,5 millones de dólares destinado a financiar lockers y fundas especiales, y prevé que cada escuela defina su propio esquema de aplicación. Además, incluye la obligación de garantizar canales de comunicación para padres en caso de emergencias y el compromiso de que la disciplina no se aplique de manera desigual.