La magia de Putin: los misiles que no llegaron y una cumbre en territorio enemigo | Por Andrés Repetto

Meses de negociaciones entre los socios europeos de Estados Unidos, reuniones donde se encargaron de adularlo en exceso, sumado a una ofensiva implacable de Rusia contra Ucrania, parecían haber generado el “momentum” para la entrega de las armas más poderosas a Ucrania. Trump incluso le puso nombre: Tomahawk, los misiles guiados crucero capaces de llegar tan profundo en territorio ruso como Moscú.
Cuando los ucranianos, en viaje a Washington para la reunión en la Casa Blanca, ya planificaban cómo iban usar esa nueva tecnología, un simple llamado de Vladimir Putin cambió los planes.
Atrás quedaron las descalificaciones que en cada discurso el presidente estadounidense hacía sobre Rusia, su crisis económica o sus resultados en el frente de batalla. Putin nunca respondió el agravio, solo advirtió el costo y el peligro de que Ucrania se hiciera de esos misiles de largo alcance.
Al mismo tiempo que Zelensky llegaba en su avión a Washington, Trump hablaba con Putin. Poco más de dos horas fueron suficientes para convencer al presidente de los Estados Unidos no solo de frenar la entrega de los misiles sino además lograr un cumbre para otra vez verse cara a cara.
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Pero ese arreglo no se llevará a cabo en cualquier lugar: el país elegido se convirtió en el misil más poderoso lanzado por Rusia contra la OTAN.
En medio del aumento de tensión militar y la ya declarada ”guerra híbrida“ con Europa, por la entrada de drones y aviones en el espacio aéreo de naciones de la OTAN, Trump anunció que se reunirá con Vladimir Putin ¡en Hungría!, un país de la Unión Europea y miembro de la OTAN.
Pero ¿quién dirá algo? Si esa visita a Europa que hará el invasor de Ucrania será para reunirse con el socio más importante de la Alianza Atlántica.
Mientras, en su nuevo encuentro en la Casa Blanca transmitido en vivo por la prensa, Zelensky -acostumbrado a las emboscadas de Trump- buscaba amortiguar el impacto de la noticia de los “no misiles”, Trump volvía a repetirle que Putin quería terminar con la guerra, a lo que el presidente de Ucrania decía que no le creía.
Todas las cámaras estarán en los próximos días otra vez sobre Trump y su intención de lograr un acuerdo con Putin para terminar la guerra. Sus socios europeos, mientras, buscan salir del shock de tener tan cerca al presidente ruso, con alfombra roja, en lugar de detenerlo por los pedidos de la Corte Penal Internacional, y buscarán nuevamente la manera de deshacer la telaraña rusa.
Los pétalos de la margarita se preguntan: ¿misiles sí, misiles no?. En realidad lo que está en debate es algo más profundo y peligroso en tiempos de guerra. ¿Es confiable Trump como aliado? ¿Los defenderá si Rusia decide atacar a la OTAN?