Hasta tanto haya fumata blanca, lo que suceda dentro de la Capilla Sixtina no podrá saberse. Los 133 cardenales electores se encerrarán tras sus puertas este miércoles, y solo podrán volver a tener contacto con el mundo exterior cuando hayan elegido a un nuevo papa.
Por Canal26
Martes 6 de Mayo de 2025 - 13:49
La estricta seguridad para que no se filtre información del cónclave que adopta el Vaticano. Foto: Reuters/Remo Casilli.
Los preparativos para el inicio oficial del cónclave de este miércoles 7 de mayo ya están en marcha. El blindaje digital de la Capilla Sixtina es uno de los puntos más fuertes para mantener en secreto la votación que elegirá al nuevo papa, el sucesor de Francisco.
En ese sentido, todo ya está orquestado para garantizar -hasta en el más mínimo detalle- que no se produzca ninguna filtración de información de lo que sucederá puertas adentro, una vez que los 133 cardenales electores se encierren en la Capilla Sixtina a fin de deliberar quién se convertirá en el nuevo sumo pontífice de la Iglesia católica.
Vaticano. Foto: Reuters.
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La Ciudad del Vaticano es el Estado más pequeño del mundo. Sin embargo, cuenta con 650 cámaras de vigilancia, lo que lo convierte -a su vez- en el más vigilado.
Desde inhibidores de señal de telefonía, hasta agentes fuertemente armados, la seguridad para evitar que haya cualquier tipo de filtración de información es absoluta. El evento, tal como lo dicta la tradición, requiere que los purpurados no sean influenciados por ningún tipo de agente externo de la Capilla Sixtina, a fin de que puedan tomar su decisión sobre quién será el nuevo papa sin ninguna manifestación del exterior.
La chimenea desde donde saldrá el humo producto de las papeletas con las votaciones quemadas ya está colocada en el techo del edificio que mantendrá en vilo a millones de católicos alrededor del planeta. De allí se espera con ansias que salga humo blanco, en señal de que la votación definió al sucesor del papa Francisco. En caso de fumata negra, se volverá a votar cuantas veces sea necesario hasta que haya quórum.
Los fieles a la espera de la tan ansiada fumata blanca en el Vaticano, que anunciará que un nuevo papa fue elegido. Foto: Reuters/Dylan Martinez.
La sede papal se convierte en búnker para los cardenales electores por el tiempo que dure la votación. En caso de violar el secretismo, tanto ellos como cualquier laico que participe de manera indirecta del cónclave (cocineros, ascensoristas, personal de limpieza, médicos y enfermeros), se deberán enfrentar a la pena de excomunión por parte del Vaticano.
Para garantizar el aislamiento efectivo de los cardenales, a las 650 cámaras y a los agentes fuertemente armados, se suman casi 80 cierres de plomo en todos los accesos.
La Guardia Suiza del Vaticano, además de agentes fuertemente armados, serán los encargados de custodiar el Vaticano. Foto: Reuters/Guglielmo Mangiapane.
En las ventanas de la Capilla Sixtina se instalaron películas opacas con función anti-drones y anti-láser. A su vez, todas las comunicaciones entre la administración central de la Iglesia fueron encriptadas para evitar ser hackeadas. También se instalaron inhibidores de frecuencia para que no pueda entrar ni salir ningún tipo de mensaje.
Solo resta esperar por la votación y el propio Vaticano será el encargado de informarle al mundo quién será el nuevo papa.
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