No es solo un gesto de cariño: qué pasa si acaricias por mucho tiempo a un gato, según la veterinaria

Los gatos son animales misteriosos, independientes y muchas veces difíciles de interpretar, ya que tienen su propio lenguaje. A diferencia de los perros -que aman el contacto físico, la compañía y el juego- los felinos tienen un umbral de tolerancia muy diferente al ser acariciados.
Y aunque muchos dueños gatunos aman abrazarlos, acariciarlos y mimarlos, lo cierto es que los veterinarios y expertos en comportamiento felino recomiendan no “pasarse de amor”, ya que podría generar, justamente, el efecto contrario en ellos.

Aunque muchos dueños creen que sus gatos aman las caricias largas, los veterinarios advierten que esto no siempre es así. De hecho, los expertos insisten en que si bien es cierto que un michi disfruta mucho de la compañía de un humano y del contacto físico, éste debe ser dosificado y no deben tocarse algunas zonas específicas de su cuerpo, ya que los estresa e incómoda.
Las zonas más sensibles —como la base de la cola, el lomo y la cabeza— pueden generar placer cuando se las toca suavemente. Sin embargo, una sesión de caricias demasiado larga puede provocarles incomodidad, ansiedad e irritación. Y cuando un gato está enojado, no duda en atacar, por mucho que ame a su dueño.
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Cuáles son los signos de que tu gato ya no quiere más caricias
Veterinarios y etólogos coinciden en que los gatos emiten señales claras cuando se sienten molestos durante una caricia prolongada. Algunas de ellas incluyen:
- Movimiento inquieto de la cola
- Orejas hacia atrás o planas
- Contracción de la piel del lomo
- Maullidos cortos o gruñidos
- Intentos de alejarse
- Mordidas suaves o zarpazos de advertencia
De notar alguno de estos comportamientos, es hora de detener las caricias y el amor y darle el espacio que necesita para autorregularse. Esto se debe a que los gatos son muy sensibles al contacto físico, debido a la gran cantidad de terminaciones nerviosas que llevan en su piel.

Además, algunos sienten que están perdiendo el control si se los toca durante mucho tiempo, especialmente si no fueron socializados desde pequeños para tolerar el contacto humano frecuente.
Sin embargo, también tenés que tener en cuenta que cada gato es distinto: algunos disfrutan de mimos largos y otros prefieren la distancia. La clave está en respetar sus tiempos y leer su lenguaje corporal.