¿Por qué los gatos sacan la lengua?: un gesto que podría decir muchísimo sobre su entorno, según los veterinarios
Los gatos son seres independientes y a veces un poco distantes, pero su lengua podría hablar más de ellos y de su bienestar físico y emocional de lo que pensás. De que se trata el gesto conocido como “blep”.

Quienes conviven con gatos conocen perfectamente esta imagen irresistible: la de un felino con los ojos entrecerrados y la punta de la lengua asomando de su boca sin razón aparente. Y aunque ellos son seres independientes y hasta a veces parecen emocionalmente distantes con sus dueños, este tipo de gesto dice mucho más de lo que se pueden imaginar.
Según los veterinarios, sacar la lengua en los gatos se conoce popularmente como “blep”, y aunque parezca algo simpático, se trata de un mecanismo fisiológico y emocional que la ciencia felina estudia desde hace décadas.

Lejos de ser un acto consciente o un capricho adorable, el blep puede ser un indicador profundo de bienestar, calma y seguridad en el entorno. Y, en muchos casos, habla directamente del vínculo que el gato ha construido con su humano.
De hecho, según especialistas en etología felina, el blep ocurre cuando el gato se encuentra en un estado de relajación tan profunda que ciertos reflejos musculares disminuyen, especialmente en la mandíbula y en la lengua.
En este mismo sentido, un estudio publicado en el año 2023 en la revista Feline Faces, llamado “Unraveling the social function of domestic cat facial expressions”, documentó que los gatos domésticos pueden producir 276 señales faciales morfológicamente distintas durante interacciones sociales con humanos y con otros animales también.
En este sentido, se explica que, cuando el sistema nervioso parasimpático —responsable del descanso y la recuperación— domina sobre el simpático (el de alerta y supervivencia), el cuerpo “baja la guardia”. En ese punto, la lengua puede quedar levemente afuera sin que el animal lo note. En otras palabras: un blep indica que el gato está en modo de seguridad total.

Para llegar a ese estado, los gatos deben sentirse tranquilos en su ambiente y libres de estímulos que perciban como amenazas. Es justamente esta sensación la que permite que ocurran pequeños “descuidos” fisiológicos, como quedarse dormidos sentados o dejar la lengua entre los dientes.
Más allá de su origen fisiológico, los etólogos coinciden en que el blep aparece con mayor frecuencia en entornos donde el gato siente:
- Ausencia de amenazas.
- Rutina estable.
- Confort físico.
- Estímulos predecibles.
- Vínculo seguro con los humanos del hogar.
Un gato que realiza blep mientras está cerca de su persona de referencia indica que se siente seguro, conectado y emocionalmente tranquilo.
La lengua: la información sensorial y de relax total se expresa a través de este órgano
Gracias a miles de estudios realizados alrededor del mundo, podemos saber que la lengua de los gatos no es solamente un órgano pasivo, sino que tiene una adaptación anatómica muy especializada (papilas con cavidad, orientación particular, mecanismo de depósito de saliva) que les permite cumplir funciones vitales: higiene, mantenimiento del pelaje, regulación térmica y alimentación.
Aunque ver a un gato con la lengua afuera puede parecer adorable, en algunos casos este comportamiento puede indicar un problema de salud. La recomendación de los veterinarios es clara: si tu gato repite este gesto sin motivo aparente, llevalo cuanto antes a una clínica veterinaria. Detectar a tiempo lesiones, infecciones o problemas respiratorios puede ser clave para su bienestar.

Sin embargo, según explican los expertos en cuidado felino, si un gato saca la lengua de manera habitual y no hay razones evidentes como calor, cansancio o relajación, podría estar enfrentando alguna de las siguientes condiciones:
- Maloclusión mandibular.
- Lesiones en la lengua.
- Afecciones respiratorias graves.
- Traumatismos o enfermedades infecciosas.
En estos casos, la lengua afuera no es solo una curiosidad. Puede ser el primer síntoma de que algo no anda bien en la salud del gato. Un chequeo veterinario oportuno puede marcar la diferencia entre un problema leve y complicaciones más serias.


















