¿Cómo reconocer el dolor en gatos?: las 5 señales silenciosas que no hay que pasar por alto

A diferencia de otros animales, los felinos rara vez expresan de manera evidente que algo no anda bien, lo que convierte a la observación cotidiana en una herramienta fundamental para su bienestar.

Cómo reconocer el dolor en gatos.
Cómo reconocer el dolor en gatos. Foto: Freepik

Los gatos son animales particularmente hábiles para ocultar el dolor, una conducta heredada de su instinto de supervivencia en la naturaleza. Mostrar debilidad podría convertirlos en presas fáciles, por lo que tienden a disimular cualquier malestar.

Los gatos son animales particularmente hábiles para ocultar el dolor. Foto: Unsplash.

Sin embargo, este rasgo tan característico también representa un desafío para los tutores, ya que retrasa la detección de problemas de salud. Reconocer los signos, muchas veces sutiles, puede marcar la diferencia entre una atención temprana y una complicación mayor.

Cinco señales para reconocer el dolor en gatos

1. Cambios en el comportamiento

Uno de los primeros indicadores de dolor suele manifestarse a través de modificaciones en la conducta habitual del gato.

  • Aislamiento: el felino puede esconderse más de lo normal, evitar la interacción con personas u otros animales y buscar espacios silenciosos y poco iluminados.
  • Agresividad o irritabilidad: un gato dócil puede reaccionar con bufidos, gruñidos, mordidas o arañazos al ser tocado, especialmente en zonas sensibles.
  • Disminución del apetito: el dolor suele provocar una reducción en el consumo de alimento o incluso el rechazo total de la comida.

2. Alteraciones físicas visibles

El cuerpo también da señales claras cuando algo no está funcionando correctamente.

  • Postura anormal: adoptar una posición encorvada, permanecer rígido o evitar ciertos movimientos puede indicar dolor interno.
  • Dificultad para moverse: problemas para caminar, saltar o subir superficies habituales suelen estar relacionados con dolor articular, muscular o lesiones.
  • Lamido excesivo: cuando el gato se lame de forma insistente una zona puntual, puede estar intentando aliviar molestias localizadas.
Este rasgo tan característico también representa un desafío para los tutores. Foto: Unsplash.

3. Cambios en la rutina diaria

Las alteraciones en hábitos cotidianos son otro indicador clave.

  • Problemas con el arenero: evitarlo, orinar fuera de él o mostrar dificultad para hacer sus necesidades puede estar asociado a dolor abdominal, urinario o intestinal.
  • Alteraciones del sueño: dormir más de lo habitual o, por el contrario, mostrarse inquieto e incapaz de encontrar una posición cómoda son señales de alerta.

4. Vocalizaciones inusuales

El lenguaje sonoro también cambia cuando hay dolor.

  • Maullidos diferentes o más frecuentes: sonidos más agudos, prolongados o insistentes pueden ser una forma de expresar incomodidad o sufrimiento.

5. Cambios en la apariencia

El aspecto físico del gato puede deteriorarse cuando no se siente bien.

  • Pelaje descuidado: la falta de acicalamiento provoca un manto opaco, enredado o grasoso. Esto es común en gatos con dolor articular, que no logran alcanzar ciertas zonas del cuerpo.
Las alteraciones en hábitos cotidianos son otro indicador clave. Foto: Freepik

¿Qué hacer ante la sospecha de dolor?

Si se detecta una o varias de estas señales, es fundamental actuar con rapidez. Nunca se deben administrar medicamentos humanos, ya que muchos resultan altamente tóxicos para los gatos.

La recomendación es acudir de inmediato a una consulta veterinaria, donde un profesional podrá identificar la causa del dolor y definir el tratamiento adecuado.

Reconocer estas señales a tiempo no solo mejora la calidad de vida del animal, sino que también puede ser determinante para preservar su salud a largo plazo.