Crecen los engaños digitales a los adultos mayores: cómo evitar que tu padre o abuelo sufra estafas virtuales

Por el simple hecho de permanecer a una generación que creció con un acceso muy limitado a la tecnología, los adultos mayores suelen ser los blancos apuntados por ciberdelincuentes que sueñan con juntar dinero sin trabajar. De ahí que los jóvenes deben alertar a los más grandes de los peligros que conlleva esta época.
Los engaños digitales dirigidos a este grupo no dejan de multiplicarse: desde correos de phishing y mensajes de WhatsApp que imitan comunicaciones de organismos oficiales o familiares, hasta supuestos descuentos exclusivos creados para estafar. Muchos adultos mayores cuentan con ahorros o un ingreso estable —como la jubilación—, y además suelen mantener una confianza generacional en las instituciones y la autoridad. Por eso, una “llamada del banco” o un “correo oficial” puede no despertar sospechas de inmediato, dejándolos especialmente expuestos a estas maniobras.

Además, la saturación digital y el uso de dispositivos o contraseñas antiguas incrementan la exposición a mensajes y sitios falsos que hoy logran copiar casi a la perfección a los reales. A todo esto se suma, en los últimos años, el avance de la inteligencia artificial, capaz de clonar voces o generar videos falsos (deepfakes) que reproducen con notable precisión a familiares, conocidos o incluso figuras públicas.
Cómo prevenir las estafas digitales a adultos mayores
Las buenas prácticas de seguridad digital no requieren conocimientos técnicos avanzados: son simples, rápidas y accesibles para cualquier persona. Entre las acciones más efectivas, se recomienda evitar hacer clic en enlaces enviados por correo o WhatsApp sin haber sido solicitados, y no descargar aplicaciones desde links recibidos en chats, sino únicamente desde tiendas oficiales como Google Play Store o Apple Store.
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También es importante verificar el tilde azul de las cuentas oficiales en WhatsApp, ya que la foto de perfil no garantiza autenticidad. A esto se suman medidas básicas pero decisivas: usar contraseñas únicas y fuertes, activar la autenticación en dos pasos (2FA) y bloquear ventanas emergentes y llamadas automáticas en el celular, que suelen ser la puerta de entrada de intentos de fraude.
Finalmente, conviene aprovechar las protecciones adicionales que ofrecen los bancos, como límites de transferencia, alertas para familiares o la doble verificación telefónica ante operaciones inusuales. Estas herramientas, combinadas con el diálogo familiar, conforman una defensa sólida frente a las estafas digitales.
















