Los tonos que rejuvenecen: los colores de pelo que sacan años después de los 40

Elegir el tinte perfecto puede ser todo un desafío, ya que lo más recomendable es un color de pelo que aporte luz, sin alejarse demasiado de la base natural de la fibra capilar. Esto es fundamental para lograr un aspecto fresco, juvenil y relajado después de los 40 años. De hecho, algunos colores pueden verse mucho más opacos, generando ojeras o bolsas debajo de los ojos, aumentando las líneas de expresión e incluso apagando la mirada.
Los especialistas coinciden en que lo importante no es cambiar por completo el color, sino sumar matices que armonicen y suavicen. En este sentido, hay algunos tonos que funcionan mucho mejor como aliados de la edad: iluminar alrededor del rostro, por ejemplo, ayuda a suavizar las líneas de expresión.

Sin embargo, a la hora de elegir el color del cabello, es importante evitar algunos tonos que pudieran generar el efecto contrario. Los colores demasiado ceniza (especialmente en bases morenas) pueden apagar la piel; los cambios bruscos de color, como pasar de castaña a rubio platinado o de rubia a negro azabache, suelen endurecer los rasgos; mientras que los rubios muy fríos o platinados extremos tienden a hacer más visibles las líneas finas.
Uno por uno, cuáles son los colores de cabello que favorecen el rostro a los 40
Para quienes tienen una base castaña, las mechas miel o caramelo suelen ser las más favorecedoras porque aportan calidez sin generar contrastes bruscos. Un castaño medio con mechas miel finas alrededor de la cara o un castaño oscuro con reflejos caramelo en largos y puntas puede transformar por completo la apariencia. Incluso un castaño claro con babylights doradas logra un look natural “de sol” que rejuvenece sin alterar la identidad del color original.
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En el caso de las rubias, las mejores opciones pasan por babylights suaves o rubios cremosos que evitan endurecer los rasgos. Los rubios demasiado fríos o platinados intensos pueden marcar líneas finas, mientras que tonos como el rubio beige con babylights doradas, el rubio manteca o un rubio oscuro con reflejos vainilla en el contorno del rostro aportan luminosidad y textura sin exagerar. La clave es mantener la suavidad y el brillo.

Para las morenas, los cobrizos suaves y los tonos chocolate son los más recomendados. Aportan contraste cálido y resaltan el tono natural de la piel. Un castaño muy oscuro con destellos caoba o cobre tenue, un chocolate con reflejos avellana o un gloss cobrizo que sume brillo sin cambiar demasiado el color base pueden generar un resultado mucho más vital y equilibrado.
De hecho, según la famosa marca de cuidado capilar Garnier, las morenas deberían evitar los tonos ceniza, ya que pueden empalidecer la piel y acentuar ojeras.













