Poco conocido y muy cerca de CABA: el reformatorio en ruinas que fue hogar del asesino serial más joven de Argentina

Ubicado en la ciudad de Marcos Paz, ingresando por la Ruta 6, y a un poco más de 1 hora y media de Buenos Aires, se encuentra Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez. Un lugar histórico, símbolo de una época de la Argentina, pero poco conocido. Hoy en ruinas, sus paredes esconden secretos, abandonos y la búsqueda de formar a los hombrecitos más rebeldes del país.
Su fundación se produjo el 12 de octubre de 1904 y supo ser un espacio destinado a adolescentes infractores de la ley penal que dependía de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Nación. En esta institución, se alojaban chicos varones de entre 14 y 18 años con causas penales que tenían permitido salir del hogar para realizar otras actividades y visitar sus barrios, pero siempre acompañados por adultos responsables.

El predio en el que se situó la Colonia había pertenecido al general Francisco Bosch, cuya viuda, Laura Sáenz Valiente, vendió al ministerio de Menores. El decreto que aprueba la compra en noviembre de 1903 dispone en su art. 1º: “Que la propiedad de que se trata reúne las condiciones necesarias para implantar en ella un instituto destinado a la instrucción práctica de la ganadería, agricultura y de la industria, en el cual puedan instruirse los menores que por falta de padre y de hogar o por sus malas inclinaciones necesitan de la protección del Gobierno o de una dirección especial que les inculque hábitos de trabajo y corrija su deficiencia”.

El paso del “Petiso Orejudo”
El sistema establecido fue el de pabellones con numerosos menores, de disciplina dura, imperando un régimen carcelario y de reformatorio. Los edificios eran a la manera de cuarteles, formando espaciosos dormitorios, comedores largos, baños, enormes calabozos y patios.
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Uno de los personajes más famosos que pasaron por sus paredes fue Cayetano Santos Godino, más conocido como “El Petiso Orejudo”. Su extensa lista de crímenes comenzó a sus 7 años y el 6 de diciembre de 1908, sus padres, cansados de los continuos problemas que causaba, lo entregaron por segunda vez a la policía que lo ingresó a la Colonia, en donde permaneció por tres años. Durante su encierro concurrió a clases en donde aprendió a leer y escribir. La estancia, lejos de regenerarlo, lo endureció. El 23 de diciembre de 1911 regresó a las calles donde se dedicó a torturar niños y mató a tres de sus cuatro víctimas confirmadas.
Fue detenido en 1914 y pasó casi una década en la Penitenciaría Nacional, hoy parque Las Heras. Fue trasladado al Penal de Ushuaia en 1923, donde moriría, a causa de las lesiones causadas por los otros presos, en 1944.

Esplendor y decadencia
Para 1915 se le cambia el nombre al reformatorio por el de “Colonia Nacional de Menores Varones” y en 1924 se producen grandes cambios: el presidente Marcelo Torcuato de Alvear mediante decreto vuelva a cambiar el nombre del establecimiento por el de “Colonia Hogar Ricardo Gutiérrez” designación que correspondía a una personalidad representativa de la obra de protección de la infancia. Ese mismo año se inviste en el cargo de Director al señor José Amatuzzo, quien había estudiado la carrera de sociología en Estados Unidos, aprendiendo métodos avanzados sobre la educación de la niñez abandonada y delincuente.
La Dirección implantó en 1930 los campamentos durante los meses de verano para los alumnos, donde concurrían en grupos de 50 alumnos de distintas casas-hogares. A orillas del lindante arroyo Morales se construyó una gran plataforma elevada, que servía para la instalación de las carpas y una gran pileta de natación, una casa, cocina y un gran tinglado, donde habían instalado mesas de comedor.
La Colonia contaba con amplios edificios donde estaban la Dirección, la Prefectura, el hospital, el economato, la escuela, la casa de los empleados sin familia, la carnicería y frigorífico, la panadería y los talleres de carpintería, zapatería, ebanistería, herrería, mecánica, hojalatería, pinturería, alfarería, fábrica de mosaicos, imprenta, parque avícola, criadero de cerdo, colmenares y tambos completos.

Fue en este lugar donde se formó en atletismo Juan Carlos Zabala, quien lograra conseguir la primera medalla dorada en esa disciplina en la historia Argentina.
Para la década de 1980, los problemas fueron haciéndose cada vez más complejos y aparece el deterioro y el abandono de la infraestructura, la desactivación de los talleres y la sesión de tierras en forma precaria y gratuita para explotaciones agrícolas.
Hoy la Colonia funciona en algunos de los edificios recuperados como un espacio dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, donde se desarrollan actividades recreativas orientadas a jóvenes y niños.