No es al lado de la ventanilla: este es el asiento más seguro en un avión

La acrofobia es un trastorno de ansiedad relacionado con el miedo a las alturas. Las personas que presentan este diagnóstico experimentan miedo intenso cuando viajan en avión, por lo que conocer algunos rasgos de seguridad resulta fundamental para ellos.
Oficialmente, las autoridades aeronáuticas sostienen que no hay posiciones definitivamente más seguras, ya que cada incidente es único. Sin embargo, estudios y análisis de expertos revelan ciertos patrones estadísticos que podrían considerarse al elegir asiento para quienes buscan optimizar cada aspecto de su seguridad.

Según reporta Live Science, si el accidente no resulta en una catástrofe total y el avión impacta en un ángulo bajo o se sale de la pista, la sección delantera absorbe la mayor parte del impacto, lo que sugiere que ubicarse en la parte trasera podría ofrecer mejores perspectivas de supervivencia.
Un análisis de 2015 de los datos de accidentes de la Administración Federal de Aviación (FAA), citado por la revista Time, respaldó esta teoría, mostrando que los pasajeros sentados en el tercio trasero del avión tenían las tasas de mortalidad más bajas.
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Incluso, cuando la NTSB investigó 20 accidentes desde 1971 (con víctimas mortales y supervivientes), descubrió que quienes se sentaban en la parte trasera del avión tenían un 69% de probabilidades de seguir vivos, mientras que los de la parte delantera solo tenían un 49%. Los pasajeros situados alrededor del ala tenían un 56% de posibilidades.
El avión, el medio de transporte más seguro
Volar sigue siendo una de las formas más seguras de transporte. Según un estudio publicado en 2024 en el Journal of Air Transport Management, la probabilidad de morir en un vuelo comercial en Estados Unidos es de 1 entre 13,7 millones.

Para poner esto en perspectiva, un análisis del Washington Post revela que, por cada mil millones de millas recorridas, se producen 7,28 muertes en coche, frente a solo 0,07 en avión.
Igualmente, la estadística más tranquilizadora es que el 94% de los accidentes graves de aviones de pasajeros entre 2001 y 2017 tuvieron tasas de supervivencia completas, según la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB).