Solitarios y con una elevada autocrítica: los hábitos más comunes de las personas con alto coeficiente intelectual

Las personas con alto coeficiente intelectual tienen una gran capacidad de aprender, razonar, tomar decisiones y resolver problemas. Según algunos estudios hechos por psicólogos y especialistas en el comportamiento, hay patrones que este tipo de personas suelen seguir y, aunque parezcan extraños, son necesarios para poder hacer razonamientos lógicos.
¿Qué es el coeficiente intelectual? Se trata de una medida estandarizada que busca estimar la capacidad cognitiva general de una persona en relación con el promedio de la población. En términos simples, intenta evaluar qué tan bien una persona puede razonar, resolver problemas, aprender y comprender conceptos en comparación con otras de su misma edad.

De acuerdo con los psicólogos Norman Li y Satoshi Kanazawa, especialistas de la Singapore Management University y London School of Economics respectivamente, las personas que tienen mayor actividad cerebral tienen en total siete hábitos que comparten entre sí y que se diferencian de una persona con inteligencia promedio.
De acuerdo con la investigación, estos son los hábitos más comunes:
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- Alejamiento de las multitudes y de la socialización de forma constante.
- Suelen ser solitarios.
- Son desordenados, ya que, según los expertos, el caos externo puede alimentar su creatividad.
- Registran y tienen una elevada autocrítica.
- Demuestran una tendencia natural hacia el crecimiento continuo y la autoexigencia.
- Hablar solos para llegar a una conclusión.
- Suelen quedarse despiertos hasta tarde.
Cómo saber si un niño tiene un alto coeficiente intelectual
Según indicó el sitio especializado “Altas Capacidades y Talentos”, desarrollado por la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST), las altas capacidades de un niño van mucho más allá de su coeficiente intelectual, ya que no se trata solamente de “aprender rápido y sacarse buenas notas”, sino que tienen un perfil complejo, con rasgos emocionales y motivacionales distintos al resto.
“Un niño con altas capacidades no solo razona más rápido o retiene más información. También siente de forma más intensa, se cuestiona lo establecido y busca constantemente nuevos desafíos”, explicaron los expertos.

Para reconocer a un niño que tiene una alta capacidad intelectual, los profesionales de la educación, la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST) aseguró que hay una serie de características comunes entre estos niños. Algunas de ellas son:
- Curiosidad insaciable: preguntan, investigan y se interesan por temas poco comunes para su edad.
- Alta sensibilidad emocional: suelen ser perfeccionistas, empáticos y reaccionan con intensidad.
- Cuestionadores de la autoridad: no aceptan respuestas sin fundamentos.
- Aprendizaje acelerado: comprenden conceptos complejos con rapidez, pero solo si el tema los motiva.
- Rechazo a la repetición: se aburren con tareas mecánicas o ejercicios reiterativos.
- Atención selectiva: pueden enfocarse intensamente en algo que los apasiona, ignorando todo lo demás.
- Pensamiento divergente: suelen encontrar soluciones creativas o poco convencionales.
- Humor agudo y abstracto: entienden chistes complejos desde edades tempranas.
- Memoria sobresaliente: retienen datos, imágenes o conceptos con sorprendente facilidad.
- Imaginación desbordante: inventan historias, juegos o teorías con gran originalidad.
Estos rasgos, lejos de ser siempre una ventaja, pueden generar desafíos en el entorno escolar y familiar. La falta de adaptación curricular, el aburrimiento o la incomprensión por parte de adultos y pares puede derivar en frustración o aislamiento.
Reconocer y apoyar a los niños con altas capacidades implica ir más allá de los test estandarizados. Requiere ver al niño en su totalidad: su curiosidad, su sensibilidad, sus preguntas y sus formas únicas de ver el mundo.