La mítica cafetería de CABA: cuánto cuesta merendar en Las Violetas en septiembre 2025

Las Violetas se encuentra en el corazón del barrio de Almagro, sobre la icónica Avenida Rivadavia. Se trata de uno de los puntos de encuentro más solicitados por los turistas y los lugareños amantes de las meriendas abundantes y las tazas rebosantes de té o café.
Con vitraux coloridos y arañas de bronce, este lugar icónico es reconocido, además, por tener una carta accesible para todos, pero con los mejores gustos del país. La gran pregunta es, ¿Cuánto cuesta merendar en Las Violetas en 2025?

Para resolver esta duda, una usuaria de las redes sociales compartió su experiencia y publicó en sus redes sociales el detalle del ticket: en su boleta, la mujer pidió una degustación de masas (8 unidades), un café americano con crema y un capuchino. En total, gastaron $20.800 entre dos personas en septiembre de 2025.
Allí, se puede ver el desglose del ticket:
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- La degustación de masas tuvo un valor de $11.000.
- Las bebidas, sumando el café americano y el capuchino, costaron $9.800.
El precio, para muchos, es considerado como una de las cafeterías más accesibles de Buenos Aires sin perder la elegancia, ya que allí se puede disfrutar de un café en el mismo lugar donde se sentaron Alfonsina Storni y Roberto Arlt.

Historia de Las Violetas
El 21 de septiembre de 1884, en la esquina de Rivadavia y Medrano, nacía en Buenos Aires la confitería Las Violetas, un lugar que no solo ofrece gran variedad de productos de panadería, sino que también cuenta con un estilo característico de estos locales en la ciudad de principios de siglo.
Este bar pertenece al selecto grupo de “Bares Notables” de la Ciudad de Buenos Aires, este grupo tiene como principal característica el ser los bares más representativos de la ciudad.

Fue inaugurada el 21 de septiembre de 1884 por los señores Felman y Rodríguez Acal y posteriormente remodelada en la década de 1920, luciendo vidrieras y puertas de vidrios curvos, vitrales y pisos de mármol italiano. La propiedad fue rematada en 1933 y pasó a manos de Mateo Figallo y su familia.
Se afirma que su nombre proviene de los canteros con violetas que decoraban su frente. Fue siempre una confitería de lujo, que contrastaba con la pulpería que estaba en la esquina en diagonal.