“¡Viva la libertad, carajo!”: a 7 años de la muerte de Osvaldo Bayer, el intelectual que incomodó al poder y narró a los vencidos
Osvaldo Bayer murió un 24 de diciembre de 2018 y dejó un legado inmenso vinculado a la memoria, los derechos humanos y los pueblos originarios.

Este 24 de diciembre se cumplen siete años del fallecimiento de Osvaldo Bayer, uno de los intelectuales más influyentes de la historia argentina del siglo XX. Historiador, periodista, escritor y militante cultural, se destacó por su compromiso con los derechos humanos, la defensa de los trabajadores y la reivindicación de hechos silenciados de la historia nacional, entre ellos, la masacre de obreros rurales en la Patagonia de los años 1920.
Bayer nació el 18 de febrero de 1927 en Santa Fe y desde temprano se inclinó por las letras, la investigación y el periodismo. Entre 1952 y 1956 estudió Historia en la Universidad de Hamburgo, Alemania, y al regresar a Argentina combinó la escritura con la crónica periodística en medios como Noticias Gráficas, Clarín y publicaciones propias como La Chispa, un periódico independiente fundado en la Patagonia.
Su obra más emblemática fue Los vengadores de la Patagonia trágica, un extenso trabajo de investigación que reconstruye los hechos conocidos como La Patagonia Rebelde, cuando alrededor de 1.500 trabajadores rurales fueron fusilados por el ejército argentino tras protestas y huelgas por mejores condiciones laborales en Santa Cruz. Ese relato, que tomó más de una década de trabajo, fue adaptado al cine en 1974 con el film La Patagonia Rebelde, dirigido por Héctor Olivera y premiado internacionalmente.
La defensa de las clases populares y su crítica a las estructuras de poder llevaron a Bayer a enfrentar persecuciones políticas. Durante la dictadura de los años 70, sus libros y la película basada en su investigación fueron censurados y él mismo debió exiliarse en Alemania entre 1975 y 1983 hasta el retorno de la democracia. Además de su trabajo histórico, fue secretario general del Sindicato de Prensa entre 1959 y 1962 y traductor de autores como Kafka y Brecht, lo que reflejó su profundo vínculo con la cultura y la palabra escrita.

A lo largo de su vida, Bayer también fue docente, ensayista y activista social. Participó en marchas por los derechos humanos junto a organizaciones como las Madres de Plaza de Mayo y continuó escribiendo sobre las causas de los sectores postergados y los pueblos originarios. Sus otros libros, como Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia y Los anarquistas expropiadores, muestran un pensamiento crítico y comprometido con la memoria histórica y el cuestionamiento al autoritarismo.
Osvaldo Bayer murió en su casa en Buenos Aires el 24 de diciembre de 2018 a los 91 años, hecho que su hija Ana confirmó públicamente como “una noticia muy triste, falleció mi papá”, en publicaciones en redes sociales en tres idiomas. Desde entonces, su legado sigue vigente: sus escritos continúan siendo reeditados, analizados y debatidos, y su figura es recordada como la de un intelectual que eligió darle voz a los humildes y recuperar episodios olvidados de la historia argentina.
Siete años después, la obra de Bayer sigue inspirando a nuevas generaciones que buscan entender el pasado para construir una sociedad más justa y su investigación histórica permanece como una referencia insoslayable en la memoria colectiva nacional.
El monumento a Bayer derribado en Río Gallegos
En los últimos meses, se produjo la remoción y destrucción del monumento dedicado a Osvaldo Bayer en la ciudad de Río Gallegos, una obra que había sido emplazada en un espacio público como homenaje a su figura y a su trabajo histórico sobre las huelgas patagónicas de comienzos del siglo XX. El retiro de la escultura generó repercusiones públicas y abrió un debate en torno al resguardo de la memoria histórica vinculada al autor.
En ese contexto, la familia de Bayer informó que decidió donar el archivo personal del escritor, que reúne documentos, manuscritos, correspondencia y material de investigación, con el objetivo de preservarlo institucionalmente y garantizar su conservación y acceso futuro.

La iniciativa familiar, que se desarrolla mientras también trabajan en la reconstrucción de textos inéditos y la preservación de documentos originales que siguen en su domicilio ubicado en el barrio porteño de Belgrano, busca reafirmar la vigencia del pensamiento de Bayer en un contexto de tensiones sobre memoria histórica y derechos humanos. Para Ana Bayer, el gesto de preservar y donar ese material tiene un significado profundo. “Su mensaje es más necesario que nunca”, dijo. Además, valoró que la obra de su padre siga siendo motivo de debate y defensa cultural.

















