La etapa más importante de Manuel Belgrano y poco conocida: así fue la infancia del creador de la bandera

Imaginar cómo habrá sido la vida de los próceres argentinos puede resultar una dura tarea, aún más si pensamos en su infancia. Figuras como José de San Martín y Manuel Belgrano se nos la suele presentar como hombres adultos inmaculados, casi como borrando cualquier rasgo "humano" y evitando hablar de sus primeros años que fueron claves en su personalidad.
Pero Belgrano, como cualquier persona, también tuvo una niñez que terminó siendo determinante para su futuro. La influencia de sus padres, el rol de la fe y una Buenos Aires colonial sellaron su destino. Así fue la etapa más importante del creador de la bandera.

Una infancia en "La Aldea"
Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano nació el 3 de junio de 1770 en Buenos Aires y fue bautizado por el sacerdote Juan Baltasar Maciel y Lacoizqueta en la basílica de Nuestra Señora de la Merced al día siguiente. Vivía con su familia en una casona de San Telmo, cerca de una iglesia muy importante en su vida: el convento de Santo Domingo. Solía asistir siempre allí, además de cursar sus primeros estudios.
Su padre, Domenico Belgrano Peri, o Domingo Belgrano y Pérez, era un genovés oriundo de Oneglia, en Liguria. Se desempeñó como comerciante, autorizado por el rey de España para trasladarse a América en 1753, donde hizo fortuna. El hombre llegó a tener más de veinte casas y terrenos en Buenos Aires, en la costa de San Isidro y en las barrancas del río Las Conchas; dos estancias con ganado en Arrecifes y otra en la Banda Oriental; además de tiendas, pulperías y hornos de ladrillos.
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Domingo también tuvo tiempo para la revolución porque formó parte de las milicias de la ciudad, en las que alcanzó el grado de capitán. En su nueva ciudad conoció a la criolla Josefa González Caseros, con familia de Santiago del Estero y descendiente del conquistador español Domingo Martínez de Irala. El matrimonio tuvo 15 hijos, 7 mujeres y 8 varones. Manuel fue el hermano del medio.
La infancia de Manuel Belgrano
Criado entre calles de tierra y una casa enorme que contaba con todos los lujos de aquella época con patio, luz de velas, animales y esclavos.
En aquella Buenos Aires vivían 30.000 personas y solo algunas manzanas y calles de tierra. Manuelito, al vivir en el centro, tenía todo cerca como la escuela y la iglesia a pocos pasos de su casa.

Su mamá Josefa le enseñó a leer y escribir. Completó sus primeros estudios en la Escuela de Dios del convento de Santo Domingo, para luego pasar al Real Colegio de San Carlos, el único establecimiento de ese tipo en la Colonia. Donde hoy está el Colegio Nacional de Buenos Aires, estudió latín, filosofía, lógica, física, metafísica y la literatura.

Una misma casa, un contexto diferente
Los años pasaron, Belgrano se transformó en una figura clave en la construcción de lo que luego sería Argentina. Pero si bien falleció en la misma casa que nació 50 años antes, lo hizo en la absoluta pobreza. En la calle de Santo Domingo (actual avenida Belgrano 430), lugar que fue demolido en 1872.
El creador de la bandera debió delegar el mando del Ejército del Norte por culpa de la hidropesía que sufría y sumado a los problemas cardíacos y de riñones. No tenía dinero, el Estado le debía 18 sueldos y los 40 mil pesos que obtuvo por sus triunfos de Salta y Tucumán, los donó para la construcción de escuelas. Fue gracias a los 2 mil pesos que su amigo José Celedonio Balbín le dio que regresó, casi en su agonía, a la provincia que lo vio nacer.

Por sus constantes dolores, el viaje fue una pesadilla. Llegó en marzo y se instaló en la casa paterna sobre la calle Pirán. Fue atendido por los médicos John Redhead y John Sullivan que fueron testigos de cómo fue olvidado por la sociedad porteña. Sullivan escribió: “Se vio abandonado de todos el general Belgrano, nadie lo visitaba, todos se retraían a hacerlo”.
Murió el 20 de junio a las 7 de la mañana. Su muerte fue anunciada solamente por un diario cinco días después: el Despertador Teofilantrópico Místico Político del Padre Francisco de Paula Castañeda.