El nuevo portaaviones de China con tecnología de punta que promete desafiar el dominio militar mundial

Con catapultas electromagnéticas y capacidad para más de 60 aeronaves, se produce un salto tecnológico decisivo en la Armada china. Su entrada en servicio de inmediato redefine el equilibrio naval global.
El Fujian es un buque con una potencia inusitada.
El Fujian es un buque con una potencia inusitada. Foto: X/@Roberto_yeager

La inminente entrada en servicio del portaaviones Fujian, prevista para septiembre de 2025, marca un hito trascendental en el ascenso de China como potencia naval. Con un desplazamiento estimado de 85.000 toneladas y una eslora de 316 metros, se trata del buque de guerra más grande y avanzado jamás construido por el gigante asiático, superando ampliamente a sus antecesores, el Liaoning y el Shandong.

En tamaño y capacidades, solo es superado por los portaaviones de clase Gerald R. Ford de Estados Unidos.

Lo que realmente convierte al Fujian en una amenaza estratégica es su sistema de lanzamiento electromagnético de aeronaves (EMALS), una tecnología de vanguardia que hasta ahora solo poseía EE.UU.

El portaaviones chino Fujian. Foto: X/@williechirinos

Este sistema permite el lanzamiento de aviones más pesados y diversos, como los cazas J-15T, aviones de alerta temprana KJ-600, helicópteros antisubmarinos y drones. Además, el Fujian está diseñado para operar el nuevo caza furtivo J-35, una aeronave de quinta generación que le dará capacidad de penetración y ataque encubierto.

China y su tecnología al nivel de una superpotencia

El Fujian es el primer portaaviones chino en incorporar el sistema CATOBAR, que utiliza catapultas para lanzar aeronaves en lugar de rampas de despegue. Esto no solo permite operaciones aéreas más sofisticadas, sino que coloca a China al nivel tecnológico de las principales potencias militares, especialmente de Estados Unidos.

Gracias a esta capacidad, el Fujian puede ejecutar los llamados “ataques Alpha”, o lanzamientos masivos y coordinados de aeronaves que buscan saturar las defensas enemigas, una táctica clave para lograr la superioridad aérea en zonas de conflicto.

El Fujian tiene capacidad para 60 aeronaves. Foto: X/@Roberto_yeager

La puesta en servicio del Fujian tiene un fuerte valor simbólico y geopolítico. China lo incorporará oficialmente en septiembre, coincidiendo con fechas conmemorativas militares, para enviar un mensaje claro: Pekín está listo para proyectar poder más allá de sus costas. El Fujian se convertirá en el buque insignia de grupos de ataque que operarán de manera continua en el océano Pacífico y el Índico, desafiando la supremacía naval de Estados Unidos y extendiendo su influencia frente a actores clave como Japón, India y Taiwán.

China construye un portaaviones capaz de albergar a más de 60 aeronaves

Su cubierta de vuelo de 320 metros puede albergar más de 60 aeronaves, lo que permite mantener operaciones prolongadas y versátiles. Con el soporte del sistema EMALS, el Fujian representa una plataforma ofensiva moderna, versátil y letal, diseñada para misiones de largo alcance, patrullaje y disuasión activa.

Más allá de su tamaño y arsenal, el Fujian simboliza un cambio profundo en el equilibrio estratégico global. No es solo un nuevo portaaviones: es una afirmación de que China ha entrado de lleno en la élite de las potencias navales tecnológicamente avanzadas. La combinación de desarrollo autónomo, innovación electromagnética y aeronaves de nueva generación convierte al Fujian en un actor decisivo para influenciar conflictos regionales, rutas comerciales estratégicas y escenarios de competencia militar directa.

Estados Unidos y sus aliados ahora deben contemplar un escenario multipolar real en el dominio naval, donde la Armada china es capaz de proyectar fuerza con rapidez, eficacia y alcance global.

El Fujian, el portaaviones chino que desafío a las superpotencias. Foto: X/@Roberto_yeager

Por ende, el Fujian no es simplemente otro buque de guerra: es una demostración del salto cualitativo y cuantitativo de China en el plano militar y tecnológico. En un contexto internacional cada vez más competitivo, representa una herramienta clave para que Pekín avance en su estrategia de dominio marítimo, alterando profundamente el orden geopolítico del siglo XXI. Con su puesta en servicio, China ya no juega a ponerse al día: marca el ritmo de una nueva era naval.