Posible guerra entre Estados Unidos y Venezuela: los distintos actores a favor y en contra

En los últimos días cada vez más analistas internacionales y militares hablan de la posibilidad de un conflicto armado entre Venezuela y los Estados Unidos. Realmente, no parece ser el caso. En la Casa Blanca hay un mandatario que se ufana constantemente de ser quien cierra conflictos y no quien los abre, como sus predecesores.
En el Palacio de Miraflores, por otro lado, hay un continuador de la política de ataque verbal y victimización pública frente a los Estados Unidos, haciéndole creer a cierta izquierda latinoamericana que llamar “diablo” a George W. Bush tras su salida del estrado principal en la Asamblea General de las Naciones Unidas (¡huele a azufre todavía!) era un acto completamente revolucionario, cuando en realidad nunca cortó los víveres petroleros al país del norte y seguía haciendo negociados con esos dólares que entraban desde el país del norte.
Una situación bélica no parece ser completamente beneficiosa ni para el obvio ganador ni para el victimizado perdedor.
Pero el sustento de lo que creen cada vez más analistas, está. Claro: hay un enorme posicionamiento de buques de guerra justo afuera de las 200 millas que le corresponden a Venezuela en el mar Caribe.
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La opinión pública norteamericana, ¿quiere este conflicto?
La retórica de Trump insiste en que el operativo es contra el narcotráfico: como si el régimen venezolano y la horrible situación de los derechos humanos en el país no le importaran.
Hemos visto previamente este enfoque aplicado ya en relación al fentanilo (que tantas muertes están causando en los Estados Unidos) y la supuesta facilidad con la que México actuó de país de tránsito entre Asia y el país de Trump. Y sabemos que las comunidades locales en la mayoría de los estados de la unión, sobre todo en aquellos que apoyaron a Trump, están preocupados por el aumento en el consumo de drogas y la consecuente alza en la criminalidad.
Probablemente los votantes de Trump apoyen algún operativo por la retórica antidrogas con la que se les presenta la situación.

Los venezolanos expatriados, ¿desean una intervención militar estadounidense?
Probablemente el exiliado que cada vez lleva menos tiempo en Venezuela y más tiempo en su país de acogida esté pensando que el cambio de régimen del PSUV, tras que Hugo Rafael Chávez Frías asumiera la presidencia en 1999, solo es posible mediante métodos más fuertes.
Entiende, como todos, que una intervención militar estadounidense tiene un costo muy alto; y que siempre hay intereses de por medio, como el petróleo venezolano que PDVSA está gestionando tan mal. Pero tras más de un cuarto de siglo de régimen, posiblemente vean esta como una salida del camino a ser Cuba y la perpetuidad del sistema de gobierno represor que coarta libertades tan básicas como la de expresión, protesta, de movimiento o el derecho al alimento o a vivir en un Estado de derecho, con poderes diferenciados y autoridades policiales que velan por la seguridad pública y que no la instigan.
¿Qué pasa con los opositores residentes en Venezuela?
Quizás ellos tengan un poco más de temor de una intervención militar que puede saberse como empieza pero no cómo termina. Al no tener Trump ninguna suerte de contraparte o cómplice venezolano con el que esté llevando negociaciones, no hay una declaración de intenciones formal o algún instrumento que sirva de compromiso respecto de lo que Estados Unidos pueda llegar a hacer ahora y en un futuro. Eso le quita previsibilidad a la acción y la falta de información genera temor.
El temor, por supuesto, puede traducirse en una falta de apoyo, porque todo ser humano tiene una enorme capacidad de adaptación a vivir incluso las peores atrocidades, como la que tiene el pueblo norcoreano, el pueblo cubano, o la que llevaba todos los días a despertarse y seguir con su vida a quienes ocupaban una celda en Auschwitz-Birkenau; y, a veces, el síndrome de Estocolmo nos hace pensar que es mejor malo conocido que peor por conocer.
¿Qué pasa con los adeptos al régimen venezolano?
Por supuesto, la posición que presentan es que el asunto del narcotráfico es solo una excusa y que Nicolás Maduro Moros, Diosdado Cabello, Tareck El Aissami y numerosos otros personajes de vinculación con los regímenes como los de Cuba, Irán y Corea del Norte no participan de ningún tipo de actividad ilícita internacional, ganaron todas las elecciones limpiamente, todos los pesares económicos por los que pasan tienen que ver con acciones anteriores y constantes de Estados Unidos, que la delincuencia es producto de esas carencias y jamás de la organización del Estado. Que las desapariciones que organiza el SEBIN son siempre de infiltrados de la CIA o la NSA, y que El Helicoide sigue siendo un centro comercial solo que está un poco tapado y los gritos que se oyen probablemente sean de películas que se están proyectando dentro. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
¿Sucederá una invasión de Estados Unidos a Venezuela?
Eso solo el tiempo lo dirá y, en Canal 26, con pluralidad de voces y documentado análisis estaremos contándole los hechos cuando sucedan. Por ahora, todo es especulación y no parece ser conveniente caer en el alarmismo.