El Reino Unido, primer país en frenar a Hitler en la Segunda Guerra Mundial: la “Batalla de Inglaterra”, decisiva derrota del nazismo

Los detalles de una batalla clave para evitar que la Alemania nazi invada otro importante país europeo, en su sueño de lograr los 1.000 años del Tercer Reich.
La “Batalla de Inglaterra”.
La “Batalla de Inglaterra”. Foto: Historia Universal.

En mayo de 1940 Alemania ya había logrado derrotar a Francia y las fuerzas nazis dominaban gran parte de Europa gracias a su táctica Blitzkrieg o “guerra relámpago”, que combinaba velocidad, sorpresa y la fuerza de blindados y el apoyo aéreo para lograr una victoria rápida y decisiva, tomando objetivos clave antes de que el oponente pudiera reaccionar. Teniendo en cuenta que la Unión Soviética tenía un acuerdo de no agresión firmado con Adolf Hitler y Estados Unidos no estaba dispuesto a intervenir, el siguiente objetivo estaba claro: el Reino Unido.

Luego de la Operación Dinamo -durante la cual más de trescientas mil tropas francesas, británicas, belgas y canadienses escaparon de la invasión alemana desde las playas cercanas a Dunkerque- y el posterior colapso de Francia; el Primer Ministro Británico Sir Winston Churchill tuvo que preparar a su ejército para lo que sería la “Batalla de Inglaterra”.

Bombarderos alemanes atravesando el canal de la Mancha en 1940. Foto: Wikipedia.

La misma se desarrolló entre el 10 de julio de 1940 y el 31 de octubre de 1940. Alemania atacó al Reino Unido con reiterados ataques aéreos a lo largo de la costa del Canal de la Mancha hacia puertos, barcos y aeropuertos. Hitler buscaba destruir la Real Fuerza Aérea británica (RAF) con la Operación “León Marino”.

Hermann Göring, comandante de la Luftwaffe, planeó bombardear todo el equipamiento militar, fábricas de armamentos y a sus radares con el propósito de tener una entrada más fácil a la conquista de toda la isla, a pesar de que el ejército británico era de los más poderosos de ese entonces.

La Alemania nazi lanzó una intensa campaña de bombardeos contra Londres. Foto: Wikipedia.

Hitler buscaba derrotar a Inglaterra para concretar su objetivo de expandir el “III Reich” por toda Europa, siendo que ya había conquistado Polonia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica y Francia sin que nadie pudiera frenarlo. Pero no sería nada sencillo. Es más, fracasaría.

El fracaso de la Operación “León Marino”

La operación “León Marino” fue el nombre en clave utilizado por la Alemania nazi para planificar la invasión de Gran Bretaña durante la “Batalla de Inglaterra” en 1940, al inicio de la Segunda Guerra Mundial. El objetivo de Hitler era cruzar el canal de la Mancha y ocupar el Reino Unido, asegurando así el control total de Europa occidental. Para lograrlo, era imprescindible dominar el espacio aéreo británico y neutralizar a la Royal Air Force (RAF).

El centro de Coventry después del bombardeo de esta ciudad el 14 de noviembre de 1940. Foto: Wikipedia.

Sin embargo, el 17 de septiembre de 1940, Hitler decidió cancelar la operación. Esta decisión se produjo apenas un día después de que Winston Churchill recibiera información crucial: Gran Bretaña ya no contaba con más aviones de reserva para defenderse frente a los intensos bombardeos alemanes. Aunque la situación parecía favorable para Alemania, la cancelación evidenció que la Luftwaffe no había alcanzado la superioridad aérea necesaria para garantizar el éxito de una invasión.

Estos bombardeos provocaron la muerte de más de 48.000 civiles británicos, causando un impacto devastador en la población. No obstante, la capacidad de resistencia británica y la firmeza de la RAF fueron determinantes para evitar que la invasión se concretara.

A pesar de las enormes pérdidas humanas, la cancelación de la operación “León Marino” constituyó una victoria estratégica para Gran Bretaña. El fracaso del plan obligó a Hitler a abandonar sus intenciones de invasión y replantear sus estrategias de expansión, marcando un punto de inflexión en el curso de la Segunda Guerra Mundial.

“Nunca tantos le debieron tanto a tan pocos” fue la frase pronunciada por Winston Churchill el 20 de agosto de 1940 en Westminster. Con estas palabras, el primer ministro británico rendía homenaje a los pilotos de la RAF por su papel decisivo en el épico triunfo de la “Batalla de Inglaterra”.

El impacto decisivo de la Batalla de Inglaterra en el desenlace de la Segunda Guerra Mundial

Sin el triunfo británico en la Batalla de Inglaterra, habría sido imposible imaginar el “Día D”: el desembarco de los Aliados en las costas de Normandía el 6 de junio de 1944. Ese éxito inicial abrió el camino para la derrota eventual del régimen nacional-socialista, poniendo fin al sueño expansionista del Tercer Reich.

El “Día D”, un paso clave para la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Foto: Wikipedia.

Once meses después del “Día D”, el 8 de mayo de 1945, la Segunda Guerra Mundial en Europa llegó a su fin. El curso de la historia cambió radicalmente: el nazismo, responsable del Holocausto y de la muerte de millones de civiles y soldados aliados y alemanes, cayó definitivamente. El sueño de los 1.000 años del Tercer Reich se desmoronaba día a día a medida que las “tropas de la libertad” avanzaban por Europa, siendo la liberación de París el 28 de agosto de 1944 uno de los hitos más celebrados en todo el mundo libre.

En este nuevo escenario de reconfiguración europea, y aprendiendo de la dolorosa lección de carecer de un mecanismo supranacional de seguridad colectiva, nació el 5 de abril de 1949 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Su creación respondió a la necesidad de evitar futuras catástrofes bélicas y garantizar la defensa colectiva en el viejo continente.