¿Estamos a tiempo de evitar una guerra en Latinoamérica?, por Andrés Repetto
Lo impredecible tiene cada vez más forma y está cada vez más cerca. Lo que parecía impensado hace unos meses, y veíamos a la distancia en otras partes del mundo, puede convertirse rápidamente en una realidad en Latinoamérica: una guerra.
Aunque en realidad esto ya está sucediendo, porque la guerra se da en varios niveles y algunos de ellos están ya a la vista: ejercicios militares como pocas veces se han visto, cargados no solo con las armas más poderosas sino con la fuerza de la palabra a través de títulos y declaraciones bien específicas.
A esta altura, con el anuncio de la movilización del portaaviones más poderoso de su flota, lo que se normalizó rápidamente, los ejercicios militares en Venezuela y en el Caribe por parte de EE.UU. de repente rompen esa línea de asombro constante con otra noticia cada vez más espectacular.
Pero a pesar de lo que parece estar claro, todas son preguntas: ¿buscará Trump la caída de Maduro y su régimen a través de la presión de los gestos? ¿lo hará con un ataque por aire con bombardeos en centros de poder político y militar? ¿qué tan profundo será ese ataque? ¿acaso nada de esto sucederá?
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Parece increíble tener que hacer tantas preguntas sin abrir otras más como respuesta a cada una de ellas.
Quizás el interrogante por estos días es si los países de la región están intentando evitar todas las preguntas que compartí, y si en verdad tienen el poder de hacerlo.
Escuchando las declaraciones públicas de algunos de los jefes de estado, como Brasil y México, que tardíamente comenzaron a hablar de esta posibilidad, se ve que sus movimientos parecen ser mucho más lentos que el de los aviones, buques y el portaaviones. ¿En privado será diferente?
Como un reality ante nuestros ojos, como ocurrió en otras regiones a miles de kilómetros de distancia, la guerra ya ocurre en los medios masivos de comunicación y en las redes. Todas formas de traernos esa realidad pero que tampoco nos permite tocarla.
Ahora está sucediendo lo mismo pero en naciones mucho más cercanas y con el poder de influir en la realidad, de acuerdo a la profundidad de lo que suceda, de cada uno de nosotros.













