La segunda Iglesia más grande del mundo está en Sudamérica: qué país alberga esta majestuosa obra de fe y arquitectura

Únicamente por detrás de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, se encuentra esta Iglesia que funciona como un destino obligatorio para millones de fieles y viajeros.

La Basílica de Nuestra Señora Aparecida, en Brasil.
La Basílica de Nuestra Señora Aparecida, en Brasil. Foto: Wikipedia.

Todo el mundo sabe que el símbolo de una Iglesia opulenta en el mundo es la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Sin embargo, pocos conocen que la segunda arquitectura relacionada a la religión más grande del planeta se encuentra en Sudamérica.

Brasil, uno de los países con mayor número de fieles del continente, es el país donde se encuentra la Basílica de Nuestra Señora Aparecida.

El interior de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida. Foto: Wikipedia.

Este imponente templo, emblema de la fe y la arquitectura monumental, se encuentra en el municipio de Aparecida, en el estado de São Paulo, y está dedicado a la Virgen, considerada símbolo nacional de Brasil.

La relevancia de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida se origina en 1717, cuando tres pescadores hallaron en el río Paraíba do Sul una pequeña imagen de la Virgen María. Aquel descubrimiento fue considerado un hecho providencial, ya que poco después se le atribuyeron numerosos milagros y acontecimientos inexplicables, dando origen a una profunda devoción popular.

Como consecuencia de estos acontecimientos, la imagen fue bautizada como Nuestra Señora Aparecida y, con el paso del tiempo, se convirtió en la patrona de Brasil. La creciente devoción hacia la Virgen motivó la construcción de varios oratorios, pero la expansión del culto y la llegada incesante de peregrinos hicieron evidente la necesidad de levantar un templo monumental, a la altura de su significado espiritual. De esa aspiración nació la idea de una basílica sin precedentes en Sudamérica.

Imagen original de Nuestra Señora de Aparecida en su exposición permanente dentro de la Basílica. Foto: Wikipedia.

La Iglesia más imponente de Sudamérica

La construcción de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida se inició en 1955. El proyecto adoptó un estilo neorrománico, reconocido por sus formas sólidas, arcos de medio punto y una marcada influencia del arte religioso europeo. Su planta, con forma de cruz griega y brazos de igual longitud, está coronada por una majestuosa cúpula central que destaca por su imponente altura y equilibrio arquitectónico.

Sin embargo, lo que más sorprende son sus dimensiones: ocupa una superficie cercana a los 18.000 metros cuadrados, con capacidad para recibir a más de 30.000 personas en su interior y hasta 200.000 fieles en las áreas exteriores durante las celebraciones religiosas. Construida en ladrillo y hormigón, la obra representa la solidez y la unidad de la fe del pueblo brasileño. Su inauguración oficial tuvo lugar en 1980, con la presencia del papa Juan Pablo II, en un acto que constituyó un acontecimiento histórico para la vida religiosa de la región.

El altar mayor de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida. Foto: Wikipedia.

El interior de la Basílica de Nuestra Señora Aparecida armoniza elementos arquitectónicos y artísticos que expresan la espiritualidad y la identidad cultural de Brasil. Los visitantes pueden contemplar mosaicos de gran valor estético, vitrales de intensos colores y un ambiente en el que se entrelazan el recogimiento y la grandeza. En el altar mayor se conserva una réplica exacta de la imagen original de la Virgen Aparecida, protegida en un nicho dorado que concentra la devoción de los fieles.

El complejo basilical ofrece mucho más que un espacio para la oración. Cuenta con amplios jardines, museos, tiendas de recuerdos, restaurantes y zonas de descanso, lo que convierte la visita en una experiencia que combina fe y turismo. Además, dispone de un centro de atención al peregrino, preparado para recibir a los millones de visitantes que llegan cada año, especialmente durante el 12 de octubre, Día de la Virgen Aparecida, una festividad que convoca a una multitud sin igual en toda América Latina.