La incertidumbre: el otro eclipse que oscurece la Tierra

En un mundo marcado por la falta de liderazgo, los líderes globales hablan de un clima de “pre guerra”. Mientras la tecnología avanza, la amenaza de la Inteligencia Artificial despierta temores de un futuro sombrío. Para enfrentar estos desafíos y forjar un camino hacia la paz, la responsabilidad recae en cada uno de nosotros.

Por Andrés Repetto

Domingo 14 de Abril de 2024 - 10:24

Un sistema antimisiles funciona después de que Irán lanzara drones y misiles hacia Israel. Reuters Un sistema antimisiles funciona después de que Irán lanzara drones y misiles hacia Israel. Reuters

En estos días, las diversas declaraciones de presidentes y primeros ministros, así como los movimientos militares llevados a cabo por varios países, me hicieron recordar la sensación de incertidumbre que experimenté poco después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, perpetrados por el grupo terrorista Al Qaeda contra territorio estadounidense.

A pesar de que podemos creer tener nuestra vida bajo cierto orden en el presente y hacia el futuro, existe un viejo dicho que dice: "Si quieres hacer reír a Dios cuéntale tus planes”. Es verdad que al reflexionar sobre todo lo que no está en nuestras manos, nos damos cuenta de que pocas cosas están bajo nuestro control. Sin embargo, para seguir adelante en nuestra agenda cotidiana, pensamos que lo que planeamos para mañana se desarrollará de la manera en que lo hemos proyectado.

Pero en tiempos en los que la incertidumbre ocupa cada vez más espacio en la página, ¿dónde plasmaremos nuestros planes y sueños? Esa realidad comienza a modificarse, volviéndose más inestable y menos predecible. Esto está sucediendo a nivel global. La incertidumbre, alimentada por la falta de liderazgo, convierte a nuestro planeta en un lugar cada día más inseguro.

Ejercicio militar en Isfahan, Irán. Reuters Ejercicio militar en Isfahan, Irán. Reuters 

En estos momentos, se suceden una tras otra las declaraciones de quienes ostentan el poder en distintas naciones, compartiendo su visión de tiempos de cambio. Sostienen que estamos viviendo un momento diferente al de hace solo unos años, y todo este remolino está vinculado a conflictos que parecen no poder resolverse pacíficamente. Las declaraciones públicas son cada vez más frecuentes y directas, incluso preparando a la población para estos "nuevos tiempos".

Hace dos semanas, el primer ministro polaco señalaba que los jóvenes debían prepararse para una nueva era, un tiempo marcado por la “pre-guerra”, haciendo alusión al conflicto en Ucrania y a la expansión más allá de esas fronteras, ya que considera que Rusia buscará avanzar aún más.

También el presidente Macron habló recientemente de la necesidad de estar preparados para la guerra si queremos la paz, asegurando que el mundo está experimentando un cambio geopolítico y geoestratégico constante, dado que Rusia ha llevado a cabo un rearme masivo y los socios europeos están siguiendo esa misma dirección.

La gente se refugia en una estación de metro ante un ataque con misiles rusos en Kiev. Reuters La gente se refugia en una estación de metro ante un ataque con misiles rusos en Kiev. Reuters 

Incluso en otra región del mundo, mientras Estados Unidos, Australia y Japón realizaban ejercicios militares conjuntos en el Mar de China Meridional, el primer ministro japonés afirmó que estábamos viviendo tiempos de quiebre mundial.

Antony Blinken. Foto: Reuters.

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La incertidumbre y la falta de liderazgo mundial

Como si fuera un eclipse, la incertidumbre está arrojando su sombra simultáneamente sobre distintas partes del planeta, todo debido a la falta de liderazgo mundial, a una visión binaria del mundo en la que todo lo que no se ajusta a una visión es considerado enemigo. La involución parece estar llevándonos nuevamente al abismo.

Es como si estuviéramos coloreando imágenes en blanco y negro que creíamos imposibles de repetir, trayéndolas al presente. La Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, los conflictos militares que involucran a naciones asiáticas con la gigantesca China, y Medio Oriente enfrentando amenazas de una guerra regional. El temor al uso de armas nucleares.

El pasado se hace presente, con la clara comprensión de que la historia no se repite exactamente, pero guarda muchas similitudes, pues como dice otro refrán: "El hombre es el único animal que repite más de una vez el mismo error".

Todo ocurre al mismo tiempo; el tsunami global está frente a nosotros, y aquellos con más herramientas que el común de los mortales para detenerlo parecen carecer de la sabiduría necesaria para hacerlo.

Ni siquiera la tecnología, que nos ayuda a prever muchos de estos desafíos como el cambio climático, recibe la atención necesaria, más allá de generar grandes titulares. Las continuas advertencias de funcionarios, que momentáneamente capturan la atención de los medios tradicionales y las redes sociales, rápidamente se desvanecen.

Personas reclaman Justicia climática, en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en Francia. Foto: Reuters Personas reclaman Justicia climática, en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en Francia. Foto: Reuters 

La Inteligencia Artificial, la estrella del momento, también es utilizada por el lado oscuro para el arte de la guerra. Lo que nos faltaba era precisamente este nuevo "juguete", que está haciendo que la guerra pierda la poca humanidad que le quedaba, pues las máquinas con sus algoritmos indican a los humanos cómo matar mejor.

Los expertos en la materia advierten incluso que la ficción de la película Terminator podría volverse realidad si permitimos que la Inteligencia Artificial prevalezca, ya que las máquinas carecen del instinto de supervivencia necesario para tomar decisiones en un conflicto militar.

EEUU examina un informe según el cual Israel utilizó IA para identificar objetivos de bombardeo en Gaza_Reuters EEUU examina un informe según el cual Israel utilizó IA para identificar objetivos de bombardeo en Gaza. Foto: Reuters 

Ataque con drones a un hotel de Mykolaiv, Ucrania. Foto: X @jurgen_nauditt.

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¿Qué realidad estamos permitiendo que se forme a nuestro alrededor? ¿Somos parte de la solución?

Recientemente, el máximo representante de las Naciones Unidas advirtió que el cambio climático diezmará las economías, incluso las de las grandes potencias, si no destinamos nuestros recursos a un cambio de matriz energética en poco tiempo. Ante la prensa y a quien quisiera escucharlo, aseguró que cada uno de nosotros podría cambiar ese desenlace de la película, pero ¿es realmente así?

En estos años, la tecnología también nos ha otorgado el poder que anteriormente solo tenían las grandes corporaciones mediáticas. Con un clic, comenzamos a transmitir en vivo lo que sucedía a nuestro alrededor, comunicándonos con las personas que nos rodean y con las realidades de almas a miles de kilómetros de distancia. Lo distante se hizo más cercano. El otro empezó a ser yo. El monopolio de la información empezó a tambalear, y los nuevos medios prometieron un nuevo mundo, aunque esa revolución aún no ha llegado.

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La frivolidad, el ego y la necesidad de "pertenecer" parecen haber ganado nuevamente. Gran Hermano, entendido como poder, logró distraernos como si fuéramos monos, con espejitos de colores. Quedamos anestesiados con la herramienta que nos permitía comunicarnos, generando respuestas para provocar muchos de estos cambios gracias a una de las herramientas más poderosas: la empatía. Una fuerza que, multiplicada por esta nueva forma de comunicación, podría y aún puede modificar muchas cosas. Nos da el poder de exigir para poder decidir, de escapar de las reglas impuestas a través de mecanismos que nos dicen lo que debemos hacer, ya sea a través de dictaduras y gobiernos autocráticos cada vez más extendidos por el mundo, o de democracias cada vez más debilitadas.

Hambre en Gaza. Foto: Reuters Hambre en Gaza. Foto: Reuters 

La respuesta, como decía el funcionario de las Naciones Unidas, está en nosotros. No está lejos ni distante; está en el mundo que nos toca modificar, en el que nos rodea. Ese mundo pequeño que está conectado inevitablemente con otras realidades. Hace años, una cooperante internacional que viajó miles de kilómetros hasta Calcuta, India, para ayudar a los pobres, donde trabajaba la Madre Teresa, tuvo un encuentro con ella. Mirándola a los ojos, la Madre Teresa le preguntó: "¿Por qué viajaste hasta la India para ayudar a los pobres? ¿Acaso no hay pobres en tu país?"

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