Fiestas y salud mental: por qué no todos viven la Navidad y el fin de año como un momento feliz

Según los expertos en psicología, muchas veces Navidad y Año Nuevo se convierten en un periodo cargado de exigencias emocionales y convenciones sociales que no todos pueden atravesar.

¿Por qué no todos pueden pasar fin de año felices?
¿Por qué no todos pueden pasar fin de año felices? Foto: Freepik

Con la llegada de las fiestas de fin de año, también llegan las juntadas con amigos, familiares, los preparativos para Navidad y Año Nuevo y otros miles de rituales que suelen repetirse casi sin cuestionamiento. Durante el mes de diciembre, hay que celebrar, agradecer, estar feliz y proyectar sí o sí cuál será nuestra meta el próximo año.

Sin embargo, para muchas personas, estas fechas están lejos de vivirse como un momento lleno de alegría y paz, sino que se convierten en un periodo que está cargado de exigencias emocionales e incluso de “tener que estar ahí” aunque la persona no esté lista para afrontar lo que implican las interacciones sociales.

¿Por qué no todos pueden pasar fin de año felices? Foto: Freepik

Desde el punto de vista de la psicología, los expertos advierten que el calendario festivo de este mes no tiene el poder de “cerrar ciclos” automáticamente o de subsanar cosas que dolieron durante todo el año. De hecho, los duelos, las ausencias, los conflictos familiares, las promesas incumplidas o incluso la culpa y sensación de fracaso siguen estando presentes. Y a veces, más que nunca.

Las fiestas de fin de año son, en muchos casos, un verdadero sufrimiento para aquellas personas que no pueden afrontar con naturalidad todas las exigencias que requiere la Navidad y las juntadas familiares. En este sentido, la psicóloga Andrea Lyfzic (MN. 72979) señaló en diálogo con Canal 26 que las exigencias sociales sobre cómo deberían vivirse estas fechas generan una especial presión e incremento en el malestar psíquico.

En este mismo sentido, Lyfzic subraya que el conflicto aparece cuando se intenta responder a un mandato desde una vivencia singular: “Las sensibilidades siempre son singulares, y el conflicto aparece cuando se tiene que responder a un mandato social desde un lugar singular sin poder afrontar esas fechas del modo esperado”. Para muchos, incluso, resulta impensable la idea de poder tener el deseo intacto de compartir con otros: “A veces ocurre que se tenga que afrontar un encuentro con personas que no se desea compartir momentos en pos de ‘festejar’”, resalta la profesional.

Árbol de Navidad. Foto: Unsplash.
Navidad representa un desafío para muchas personas

En esta misma línea, la psicóloga Belén Santomé Osuna (MN. 73835) explicó que las fiestas vienen acompañadas de una lógica de cierre que muchas veces resulta opresiva: “Socialmente (el fin de año) está acompañado con la idea de un cierre y un nuevo comienzo, se pone en la balanza lo que se logró y lo que no, lo que nos prometimos y lo que quedó en suspenso, como si siempre fuera posible proponerse algo y cumplirlo”.

Además de tener que afrontar fiestas y reuniones familiares sin demasiadas motivaciones, muchas personas incluso reactivan sus historias personales durante estas fechas y eso incrementa el malestar, sobre todo para aquellos que sienten que no han logrado sus sueños, o que, por algún motivo, tienen mayor dificultad para atravesar conflictos. “Lo que se pone en juego es mucho más que una reunión o una cena, se actualizan encuentros, historias familiares, duelos, ausencias”, enumeró Belén.

Asimismo, la hiperconectividad y el uso constante de las redes sociales refuerzan una ilusión de felicidad permanente que termina ejerciendo una presión adicional sobre las personas, especialmente en fechas sensibles como las fiestas. En plataformas donde predominan las imágenes de reuniones perfectas, mesas abundantes y sonrisas sin fisuras, se construye un relato incompleto de la realidad, en el que solo se exhibe el “lado bueno” de la vida.

Esta lógica no sólo invisibiliza el dolor, la tristeza o los conflictos internos, sino que también genera comparaciones constantes que pueden profundizar el malestar emocional. La depresión, el cansancio psíquico, los duelos, las tensiones familiares e incluso el malestar físico quedan fuera de escena, como si no tuvieran lugar en el relato social dominante. De este modo, muchas personas sienten que su experiencia es errónea o insuficiente, cuando en realidad responde a procesos personales legítimos que deberían ser respetados, ya que todos pasan por distintos conflictos anualmente.

¿Por qué no todos pueden pasar fin de año felices? Foto: Freepik

La importancia de inventar formas propias de atravesar las Fiestas respetando la voluntad del otro

Si bien no hay una solución en concreto para poder afrontar las Fiestas de fin de año sin sobresaltos, ambas especialistas coincidieron en que es importante entender que no hay una única manera de pasar Navidad y Año Nuevo, sino que existen múltiples opciones que pueden realizarse, respetando la individualidad del otro.

Vivir las fiestas no significa necesariamente habitarlas del modo esperado, a veces se trata simplemente de sentarte en la mesa y atravesarla o inventarte una forma propia de celebrar aunque no coincida con la tradición”, indicó Santomé, quien señaló también que incluso, es válido desde el punto de vista psicológico no querer celebrar

En la misma línea, Andrea Lyfzic destacó la importancia de no sentirse obligado a festejar en familia o con amigos e incluso forzar situaciones que pudieran impactar aún más en la salud mental de las personas, aunque su entorno tenga buena intención: “Es importante no sentirse arrasado en tanto ‘festejar’ a cualquier precio”. Sin embargo, también señala que, hay otros casos, en los que una simple reunión podría sorprender y cambiar el rumbo de lo que significan estas fechas: “también es una oportunidad para dejarse sorprender por encuentros con otros”.

Suicidio; ansiedad; depresión; tristeza. Foto: Unsplash.
Las fiestas de fin de año revuelven historias que ya parecían cerradas.

Pasar las fiestas con amigos, con mascotas, en soledad o de una manera distinta a la forma tradicional no debería ser motivo de juicio. Cada persona tiene la potestad de elegir y su entorno debe tener la capacidad humana de respetar su decisión y estar para ellos otorgándoles el espacio que necesitan en este momento en sus vidas para poder transitar este momento de la forma más saludable posible.