Tendencia: un 35,6% de los porteños elige vivir solos

Especialistas afirman que esta nueva modalidad que sigue creciendo, puede llevar a perder conexión, sensibilidad social y trae perjuicios para el bienestar emocional y para la salud.
Vivir solo - informe
Vivir solo - informe

La idea de vivir solos ya una realidad que prefieren los porteños. Cerca de un 40% lo eligen, aunque los especialistas ya hablan de consecuencias negativas como un daño al bienestar emocional y a la salud.

Según datos de la Dirección General de Estadística Censos de la Ciudad, en Buenos Aires, el 35,6% de los hogares son unipersonales. Una gran evolución que tiene sus orígenes en la década del 80, el índice aumentó un 123%.

En el corredor Norte, llega a representar el 44,2% de los hogares mientras que en el sur es apenas el 24,2%. Los segmentos etarios más representados en los hogares unipersonales son el de 30 a 49 años y el de mayores de 60. Además, un 61% de los que viven solos son mujeres.

Los motivos de esto, según los que saben, es debido a la edad y al momento de cada persona. Además hay un cambio en la valoración de la autonomía de los jóvenes porque salir de la casa de los padres antes de los 30 está valorado como un salto de independencia.

Otra causa es la pérdida o cambios en la familia. Entre los adultos mayores, la soledad viene usualmente como consecuencia de la muerte del compañero o compañera de vida.

Al respecto, Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, dice: “Así como la búsqueda de vivir solo puede ser considerada un atributo, también tiene un perjuicio que es el déficit de sociabilidad. Eso puede ser muy tortuoso. Lo que pudo haber ganado una persona en independencia lo puede perder en sensibilidad social. Perder un grado de conectividad con la sociedad o con el cambio cultural puede entonces ser una pérdida mayor al atributo de haber logrado la independencia”.

Waldinger psiquiatra y al frente de un estudio en esta área, Harvard Study for Adult Develo, observa: “Uno de los hallazgos más importantes del estudio es que las personas que tienen relaciones cercanas de afecto se mantienen más saludables y viven más felices a medida que envejecen. Muchos usan las redes solo para quedarse en casa, tener mil amigos y no ver a ninguno en tiempo real. Sabemos ya que ver personas en tiempo y espacio real nos ayuda emocionalmente. Porque confiando en un amigo y descargando nuestros problemas, literalmente, nuestros cuerpos se calman”.