Resistente, nutritiva y fácil de cuidar: cómo cultivar acelga en el hogar para que crezca sana y rápido

Es una de las hortalizas más rendidoras para cualquier huerta casera. Ideal para principiantes y expertos, crece rápido, se adapta a distintos climas y ofrece hojas frescas durante varios meses.
Los cuidados para cultivar acelga. Foto: Freepik.
Los cuidados para cultivar acelga. Foto: Freepik.

La acelga es una de las hortalizas más nobles que se puede tener en la huerta. Fácil de cultivar, adaptable a distintos climas y suelos, y con una producción generosa de hojas y pencas comestibles durante varios meses, es ideal tanto para quienes recién se inician en el mundo de las huertas como para quienes ya tienen experiencia.

Además de ser rica en hierro, calcio, vitamina A y fibra, la acelga aporta un toque de frescura a cualquier plato y es altamente valorada por su aporte nutritivo.

Acelga. Foto: Freepik.
La acelga: una de las hortalizas más saludables. Foto: Freepik.

¿Por qué elegir la acelga para tu huerta?

La acelga pertenece a la misma especie que la remolacha, aunque se diferencia por el uso comestible: mientras la remolacha se cultiva por su raíz, la acelga se cultiva por sus hojas grandes y sus pencas carnosas.

Se trata de una planta bianual de ciclo largo: en el primer año produce hojas comestibles, y en el segundo, si no se cosecha antes, desarrolla un tallo floral que puede alcanzar hasta dos metros de altura. De este tallo se desprenden flores y, luego, glomérulos (frutos secos) que contienen entre 3 y 4 semillas cada uno.

Esta característica explica por qué, al sembrar una sola “semilla”, pueden emerger varias plántulas: en realidad, no es una semilla, sino un pequeño racimo de ellas.

Cómo cultivar la acelga: siembra y cuidados

Siembra directa:

Se siembra directamente en la tierra o maceta. Lo ideal es hacerlo en líneas separadas por 30 cm, colocando una “semilla” cada 10-15 cm. Una vez que germinen, se pueden ralear para dejar las plantas más fuertes.

Tiempo hasta la cosecha:

Entre dos y cuatro meses desde la siembra. A partir de entonces, puede cosecharse por varios meses.

Cómo cosechar:

Cortar las hojas externas, dejando el centro intacto. Esto permite que la planta siga produciendo nuevas hojas. Recolectar cuando las hojas midan unos 25 cm.

Requerimientos de cultivo

Luz:

Crece mejor a pleno sol, pero también tolera semisombra. Necesita al menos cuatro a seis horas diarias de luz solar directa para desarrollarse vigorosamente.

Clima:

La acelga es resistente al frío y puede soportar heladas suaves, por lo que se adapta bien a climas templados o fríos. En zonas calurosas, conviene cultivarla en otoño, invierno o principios de primavera, ya que el calor excesivo puede hacerla florecer antes de tiempo (espigado).

Riego:

Requiere humedad constante, pero sin encharcar. El suelo debe sentirse como una esponja húmeda. Regar por la mañana para evitar enfermedades fúngicas.

Sustrato:

Prefiere suelos sueltos, con buen drenaje y alto contenido de materia orgánica. En macetas, usá sustrato vegetal mezclado con compost y un poco de arena.

Acelga, verdura. Foto: Unsplash.
Hojas de acelga listas para comer. Foto: Unsplash.

Abono:

En tierra, incorporar compost antes de sembrar. En macetas, aplicar fertilizante líquido cada 10-15 días desde la quinta semana.

Hay que tener en cuenta que es conveniente evitar el riego nocturno. Además, se debe favorecer la buena circulación del aire.

En definitiva, la acelga es una hortaliza ideal para quienes buscan una opción fácil, económica y productiva para su huerta casera. Su resistencia a las bajas temperaturas, su rápido crecimiento y su alto valor nutritivo la convierten en una de las mejores elecciones para cultivar en patios, terrazas o incluso balcones.