Ucrania recibe de Rusia los cadáveres de otros mil soldados caídos que fueron recogidos del campo de batalla
El mismo día en que el Kremlin comenzó a castigar cualquier muestra de disidencia en sus filas y a prohibir criticar públicamente la postura oficial, sea con respecto a la guerra o en materia de política exterior, Ucrania recibió los restos mortales de mil soldados caídos en combate cuyos cadáveres fueron recogidos del campo de batalla por los rusos.
La repatriación, que se produjo en el marco de los canjes acordados en los contactos que se produjeron en junio en Estambul, es muy importante para los familiares, que recibirán los cadáveres una vez que hayan sido identificados.
“Por desgracia, entre los repatriados hay cinco cuerpos de soldados ucranianos que murieron en cautiverio. Estaban en las listas de prisioneros ‘gravemente heridos y gravemente enfermos’ a los que se iba a intercambiar en base a lo acordado en Estambul”, denunció el Centro de Coordinación para el Trato de los Prisioneros de Guerra.
“La parte rusa sigue aplazando la liberación de los enfermos y no cumple con sus obligaciones. Ucrania insiste en la liberación inmediata de todos los prisioneros gravemente enfermos y gravemente heridos”, afirmó la institución.
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Si primero la purga de la sociedad rusa afectaba a opositores, periodistas y personalidades de la cultura críticas con el presidente, Vladímir Putin, últimamente la caza de brujas se dirigió también a los segmentos más leales del sistema.
En cuanto alguien emborrona la foto fija de una sociedad unida en torno al líder, salen raudos los delatores a sueldo del Kremlin para señalar a los que se desviaron de la línea marcada por Putin al grito de “traidor”.
Un ejemplo de esto se dio con el número dos de la Administración presidencial y durante años uno de los principales aliados de Putin, Dmitri Kózak, quien “presentó su dimisión” después de que la prensa occidental informara de que había pedido a su jefe que detuviera la guerra.