La mayor explosión volcánica en el siglo XXI: dejó a un país aislado del mundo y provocó un enorme tsunami que afectó al océano Pacífico

En enero de 2022, una isla del Pacífico quedó sin acceso a comunicaciones internacionales, lo que afectó la vida económica y social de su población por varias semanas.
La erupción del volcán Hunga Tonga en 2022.
La erupción del volcán Hunga Tonga en 2022. Foto: EYEPRESS via Reuters Connect

La erupción del volcán submarino Hunga Tonga, ocurrida el 15 de enero de 2022, fue la mayor explosión volcánica del siglo XXI y la más potente desde el Pinatubo en 1991, en Filipinas.

La detonación generó una columna de gas y ceniza de más de 56 kilómetros de altura, visible desde el espacio, y provocó una onda expansiva atmosférica que dio la vuelta al mundo varias veces. La explosión fue tan intensa que se escuchó en Alaska, a más de 8.000 kilómetros de distancia, mientras una zona del tamaño de Nueva Inglaterra quedó cubierta por la nube de humo.

La mayor explosión volcánica en el siglo XXI. Foto: EYEPRESS via Reuters Connect

Para dimensionar la magnitud del desastre, basta con un dato impactante: según la NASA, la erupción volcánica en Tonga liberó una energía cientos de veces superior a la de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos sobre Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial. Tanto que “borró” una isla volcánica al norte de la capital Nuku’alofa.

El fenómeno desató un megatsunami que arrasó las costas de Tonga, con olas de hasta 15 metros de altura, e impactó también en regiones lejanas como Perú, Chile y la costa oeste de Estados Unidos.

Sin embargo, la catástrofe más grave fue el aislamiento total de Tonga. La erupción y el tsunami destruyeron los cables submarinos de fibra óptica que mantenían al país conectado al resto del mundo. En cuestión de minutos, el archipiélago quedó completamente incomunicado: no había llamadas, internet ni transacciones bancarias. La vida cotidiana se detuvo; incluso las transferencias internacionales, que representan el 44% del PIB tongano, quedaron paralizadas.

Imagen satelital de la erupción del volcán sobre el océano Pacífico. Foto: EYEPRESS via Reuters Connect

Bajo el océano, una red de cables del grosor de una manguera de jardín transporta el 95% del tráfico global de internet. En el caso de Tonga, una línea de 830 kilómetros la conecta con Fiyi, su única puerta digital al exterior. La reparación de esa conexión fue una tarea titánica: recién cinco semanas después un buque logró restablecer el servicio internacional, y no fue hasta agosto de 2023 —más de un año y medio después— que la isla de Vava‘u recuperó su banda ancha de forma estable.

El día que la erupción de un volcán ocasionó un gran tsunami

La erupción también produjo un fenómeno poco común: un meteotsunami, es decir, una perturbación marina generada por cambios bruscos en la presión atmosférica y no por un movimiento sísmico. Este tipo de evento, de alcance planetario, solo había sido registrado una vez antes por instrumentos científicos modernos: en la erupción del Krakatoa en 1883.

En el caso del Hunga Tonga, las alteraciones atmosféricas dieron la vuelta al planeta al menos tres veces a la velocidad del sonido, con oscilaciones notables del nivel del mar en diversas costas del Pacífico.

Destrucción total en Tonga. Foto: EYEPRESS via Reuters Connect

El caso de Tonga reveló así una doble catástrofe: un tsunami devastador que afectó directamente a las costas del Pacífico y un meteotsunami global impulsado por la onda atmosférica. Ambos fenómenos mostraron la enorme potencia destructiva de la naturaleza y la vulnerabilidad de las infraestructuras que sostienen la comunicación global.