El acuerdo comercial de Estados Unidos y China: ¿un trato superficial entre las dos potencias?

Tras la reunión de Donald Trump y Xi Jinping, se abren nuevos interrogantes en la tregua que consiguieron los dos países en el ámbito comercial.
Donald Trump y Xi Jinping.
Donald Trump y Xi Jinping. Foto: REUTERS

Estados Unidos y China llegaron a un acuerdo comercial, una tregua parcial sobre aranceles, exportaciones agrícolas y tráfico de fentanilo. Sin embargo, los especialistas creen que la paz lograda es algo superficial, ya que los conflictos estructurales y geopolíticos que alimentan la rivalidad entre Washington y Pekín permanecen intactos.

Acuerdo comercial entre China y Estados Unidos.

Hay temas de fondo aún no resueltos. La rivalidad tecnológica y el control de semiconductores es uno de los focos de tensión.

Quien se imponga será el gran ganador de cara al futuro. Washington ve en el liderazgo tecnológico un tema de seguridad nacional y militar, mientras que Pekín considera las restricciones que quiere imponer Norteamérica como un intento de contención estratégica.

Estados Unidos acusa a China de distorsionar a los mercados globales mediante subsidios estatales masivos a sus empresas industriales y tecnológicas.

Donald Trump y Xi Jinping.
Donald Trump y Xi Jinping. Foto: REUTERS

China defiende su modelo de capitalismo de Estado, considerándolo esencial para su desarrollo. El problema estructural de competencia desigual persiste y es una de las mayores fuentes de conflicto en la Organización Mundial del Comercio.

La propiedad intelectual y transferencia forzada de tecnología también separa a ambas naciones. Diferencias que aún no fueron superadas y que permanecen latentes alimentando la desconfianza estructural.

El control de materias primas críticas y cadenas de suministro también es un punto a tener en cuenta. China domina el mercado mundial de las tierras raras, el litio y componentes esenciales para autos eléctricos y energías limpias.

Donald Trump y Xi Jinping.
Donald Trump y Xi Jinping. Foto: REUTERS

Estados Unidos intenta reducir esa dependencia mediante la relocalización de cadenas de valor y alianzas con países como México, Australia o la India. Pero más allá de los aranceles, el fondo del conflicto reside en la incompatibilidad de modelos.

Estados Unidos promueve el libre mercado, la competencia abierta y la transparencia. China combina planificación estatal con control político del Partido Comunista. Esta divergencia ideológica se traduce en desconfianza estructural, incluso en momentos de cooperación comercial.

Washington percibe a Pekín como un competidor sistémico que busca redefinir las reglas en el orden económico mundial. A todo esto, se debe sumar que China ha trazado alianzas con rivales directos de Estados Unidos, como Rusia, una situación que tiñe de incertidumbre al futuro del mundo.