El escape de Caputo del Congreso dejó más dudas sobre su rol en las offshore

El ministro señaló que era “fiduciario” y no “dueño” de las sociedades. Sin embargo, su huída luego del escándalo del "papelito" despertaron mayor incertidumbre sobre su rol en las sociedades de paraísos fiscales.
Luis Caputo y José Mayans en el Congreso (NA)
Luis Caputo y José Mayans en el Congreso (NA)

La oposición se quedó el miércoles sin las respuesta que fue a buscar y sin poder terminar de preguntar todo lo que debía al ministro de Finanzas, Luis Caputo, sobre sus vínculos con sociedades offshore que nunca declaró ante la AFIP y la Oficina Anticorrupción.

El ministro está en la mira por el caso revelado por el equipo argentino de Paradise Papers, que demostró que antes de llegar a la función pública figuraba como “accionista” de Noctua y Princess International Group, un grupo de compañías dedicadas a gerenciar fondos de inversión común con sede en las Islas Caimán. Caputo nunca había declarado las acciones de esas firmas offshore ni su rol como jefe de inversiones de Noctua.

Cinco meses después de las primeras revelaciones, Caputo dio una nueva explicación: “Es una tenencia accionaria nominal. Yo era un tenedor fiduciario” dijo para explicar por qué no declaró sus acciones en Noctua y en Princess International Group. ¿Qué quiso decir Caputo? Que las acciones no eran suyas pero figuraban a su nombre. “Prestanombre, testaferro”, quiso traducir el jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Agustín Rossi. “No sean ignorantes”, le gritaban legisladores de Cambiemos: “Es un fiduciario”. El principal problema de Caputo es que la propia Noctua informó a las autoridades de los Estados Unidos que él era accionista y no “fiduciario”.

Noctua se rige por las reglas de Delaware y Florida, en los Estados Unidos, pero las compañías que controlan a Noctua están radicadas en Caimán. Este paraíso fiscal habilita que las sociedades creadas en su jurisdicción tengan “accionistas nominales”, la única explicación que se acerca a la versión de Caputo. Esta figura permite esconder a los verdaderos dueños de una sociedad y habilita a que nombren a un tercero en su lugar. Ante la ley de Caimán, el dueño de las acciones es el titular nominal y el verdadero dueño permanece oculto. Incluso hay fallos judiciales en las Islas generados por los “malos entendidos” entre los accionistas nominales y los verdaderos dueños de las compañías. Por ejemplo, si el accionista nominal fallece, las acciones de la compañía pasan a manos de sus herederos. El verdadero dueño de las acciones debe demostrar mediante documentos privados que es el verdadero beneficiario final de esa sociedad. En otro caso, un inversionista no pudo reclamar un acuerdo que había hecho con un fondo de inversión porque dicho acuerdo no había sido acordado por el accionista nominal.

Desde la Autoridad Monetaria de Caimán informaron que el “accionista nominal” de una compañía fiduciaria cumple un “servicio corporativo”. De acuerdo a la Ley de Compañías Fiduciarias de las Islas, Caputo debió tramitar una “licencia” para poder operar como “fiduciario” e incluso pagar un arancel a las autoridades de Caimán. Sin embargo, el ministro no llevó ningún documento que demostrara que contaba con este tipo de licencia.

El tristemente célebre episodio del “papelito” a la diputada del Frente para la Victoria Gabriela Cerruti y el escándalo que propició el levantamiento abrupto de la comisión bicameral no permitieron que el senador Pino Solanas pudiera preguntar algunas de las cuestiones centrales del caso: “Los documentos no dicen que usted era accionista fiduciario, ¿cómo lo puede probar y si es así, quién es el dueño real?”, eran dos de ellas. También restaban las preguntas del diputado Rodolfo Tailhade (FpV), que buscaba profundizar, entre otras cuestiones “¿en qué momento el verdadero dueño declaró ante el Estado argentino sus acciones en Princess International Group y Noctua? ¿Fue durante el blanqueo de capitales que usted propició en 2016?”.