Un postre 100% nacional: cómo preparar el “Vigilante” perfecto y qué combinación es la más argentina de todas

El postre “Vigilante” es un clásico indiscutido de la gastronomía argentina. De preparación sencilla, pero con una historia rica en versiones y matices, este tradicional postre combina dulce y queso en una fórmula tan simple como deliciosa. Generalmente servido con dulce de membrillo, batata o guayaba, es un favorito en mesas de todo el país.
Pese a su sencillez, suele despertar debates: ¿cuál es el queso correcto?, ¿qué dulce lo convierte en un verdadero “vigilante”? Algunos sostienen que sin membrillo, no merece llevar el nombre.

¿De dónde viene el nombre “vigilante”?
El origen exacto del término “postre Vigilante” no está del todo claro. Una versión sugiere que nació en la época colonial, como una colación ofrecida por vecinas al vigilante del barrio. Otra versión, más documentada, es la que aporta el historiador Daniel Balmaceda: en la década de 1920, en una cantina cercana a una comisaría de Palermo, los policías solían pedir queso con dulce, generalmente queso Mar del Plata y membrillo, lo que habría dado origen al nombre. Sin embargo, Balmaceda aclara que ya se usaba ese término antes, probablemente por ser un plato accesible para trabajadores con sueldos bajos.
Aunque en Buenos Aires se lo llama “vigilante”, en otras regiones del país recibe distintos nombres: “Martín Fierro”, “Postre del camionero” o “Fresco y batata”, según la combinación y la tradición local. Incluso en países vecinos como Brasil o Uruguay existe una versión similar, con dulce de guayaba, conocida como “Romeo y Julieta”.
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Un “vigilante” perfecto: ¿qué tipo de queso conviene usar?
Las variantes son muchas, y todas válidas. Algunas de las combinaciones más populares incluyen:
- Cuartirolo y membrillo: la versión clásica, con un queso fresco y suave que contrasta con el dulzor ácido del membrillo.
- Queso Mar del Plata y batata: una combinación de sabores intensos y texturas más firmes.
- Queso fresco y guayaba: menos tradicional en Argentina, pero con un perfil tropical y ligero muy sabroso.
Las versiones regionales también aportan riqueza a esta tradición:
- En el noroeste argentino, se suele utilizar quesillo de cabra con dulce de cayote o de tuna.
- En el sur, se prefiere el queso de oveja o vaca tipo Atuel con dulces patagónicos como el de saúco o frambuesa.
- En el noreste, el queso fresco se combina con mamón en cascos, y en el litoral, con dulce de naranja amarga.
Más allá de su origen y sus variantes, el postre Vigilante se mantiene como una de las combinaciones más simples y sabrosas de la cocina criolla.