La “Toscana italiana”, el lugar escondido en las sierras donde los atardeceres son de película

En la belleza de las Sierras de Córdoba, se esconde una región que, gracias a su encanto natural y su atmósfera apacible, transporta a los turistas directamente a la Toscana italiana, donde los vinos son un gran protagonista.
Este lugar es la Sierra de los Comechingones, un paraje que se destaca por sus suaves colinas, arquitectura pintoresca y un entorno ideal para quienes buscan alejarse del bullicio de la ciudad, reconectarse con la naturaleza y disfrutar de vistas panorámicas que parecen salidas de un cuento de hadas.
Las sierras cordobesas de esta región están cubiertas por un manto de vegetación, principalmente pinos y algarrobos, mientras que sus valles se entrelazan con pequeñas chacras y caminos rurales que permiten a los visitantes sentir una profunda conexión con la tierra.

En este pacífico lugar, el turismo rural es una de las actividades más populares, ya que, al igual que en la Toscana, los pequeños pueblos de calles empedradas y casas bajas invitan a los huéspedes a recorrerlo caminando.
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En localidades como La Cumbrecita o Villa Alpina, los turistas pueden disfrutar de la arquitectura típica de la zona, que remite a un estilo de vida simple y apacible. Estas localidades pintorescas cuentan con cafés, restaurantes y tiendas de artesanías locales, lo que crea una atmósfera relajada.
La “Toscana cordobesa”, llena de viñedos y lugares de relax
Uno de los mayores atractivos de la región es su vino. Al igual que en Italia, en las colinas de la Sierra de los Comechingones se encuentran varias bodegas que producen vinos de excelente calidad.
Las viñas que crecen en este paisaje tienen la ventaja de un clima ideal: temperaturas moderadas, suelos fértiles y abundante sol, factores que permiten una maduración perfecta de las uvas.
Entre las variedades que se cultivan en la región, se destacan el Malbec y el Syrah, aunque también hay una creciente producción de vinos blancos como el Chardonnay. Las visitas a las bodegas ofrecen visitas guiadas, catas de vino y la posibilidad de adquirir productos locales.
Un punto imperdible de la región es el Mirador de los Condores, ubicado a más de 2.000 metros de altura. Desde este punto, los visitantes pueden obtener una vista panorámica impresionante de las montañas que se extienden hasta donde la vista alcanza, similar a las vistas que se pueden tener en las colinas de la Toscana.
Además, es un lugar ideal para observar aves, como el Cóndor Andino, una de las especies más emblemáticas de Argentina. El mirador, rodeado por un paisaje natural intacto, ofrece una experiencia única para los amantes de la fotografía y la naturaleza.

Otro aspecto que hace a este lugar tan parecido a la Toscana de Italia es la presencia de las pequeñas granjas familiares que cultivan sus productos artesanales, como el aceite de oliva, la miel y hasta los quesos caseros.
Muchas de estas granjas están abiertas al turismo, y los visitantes pueden participar en la cosecha de aceitunas o en la elaboración de queso, lo que les permite experimentar de primera mano el estilo de vida rural. Estos productos locales se venden en mercados y ferias, y muchos turistas disfrutan llevarse un trozo de la región en forma de recuerdos gastronómicos.
A lo largo del año, la región recibe turistas tanto nacionales como internacionales, y la mejor época para visitar es durante la primavera y el otoño, cuando las temperaturas son agradables y el paisaje se llena de colores vibrantes. Durante la primavera, los campos se llenan de flores silvestres y el verde de los viñedos es más brillante que nunca. En el otoño, las viñas adquieren tonalidades doradas y rojizas, creando un paisaje digno de una postal.