El curioso pueblo de Jujuy que atrae por su tierno nombre y su llamativa norma: permite el ingreso de menos de 25 turistas
Un pequeño pueblo en el corazón de la Puna jujeña está casi intacto e inmutable al paso del tiempo y al turismo masivo. Es San Francisco de Alfajorcito, una localidad a 3.400 metros sobre el nivel del mar y a unos 170 kilómetros de San Salvador de Jujuy, que ha logrado ganarse el mérito de ser un lugar especial entre los rincones más auténticos y desconocidos del norte de Argentina.
La curiosidad en torno al turismo de San Francisco de Alfajorcito
Tiene tan solo 80 habitantes que están distribuidos entre 25 familias. Su principal característica -y también su mayor encanto- es una regla comunitaria que limita la cantidad de visitantes: solo pueden estar allí 22 turistas al mismo tiempo.
Esta decisión no estriba solo en una estrategia de exclusividad, sino a una cuestión meramente estructural: en el pueblo solo hay 22 plazas habilitadas para recibir turistas.
Además, pese a que el turismo puede significar un ingreso de dinero clave para la pequeña comunidad, sus habitantes decidieron mantener un equilibrio que respete su estilo de vida, entorno y tradiciones.
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En el plano gastronómico, los dos pequeños restaurantes que hay en San Francisco de Alfajorcito no compiten entre sí: si uno abre, el otro permanece cerrado, lo que hace que se respete una lógica comunitaria basada en la cooperación y no en la competencia.
El rincón norteño de San Francisco de Alfajorcito: qué ver y hacer allí
Este sitio es mucho más que un rincón tranquilo del norte de nuestro país, dado que ofrece una experiencia cultural y natural única.
Sus casas son de piedra y techos de waya -una mezcla tradicional de barro y paja- y conservan las técnicas constructivas ancestrales.
Entre los puntos más destacados está la Iglesia de San Francisco de Asís, que fue construida por la propia comunidad en la década de 1940.
Al lado de ella está el Salón Artesanal: allí los visitantes pueden ver cómo se confeccionan tejidos con lana de llama y oveja, todos ellos elaborados por artesanas locales.
A tan solo siete kilómetros del pueblo está la Laguna de Guayatayoc, casi unida a las Salinas Grandes. En este sitio se pueden observar aves disímiles como guayatas y flamencos que migran a la región.
A su vez, para los más aventureros y aquellos que desean explorar, San Francisco de Alfajorcito ofrece senderos para trekking hacia parajes como Sausalito, Rinconadilla o el circuito de las Estancitas, lugares a los que se debe llegar con guías lugareños, que conocen el lugar como nadie y ofrecen seguridad, además de compartir historias sobre el territorio.
La mejor manera de llegar a San Francisco de Alfajorcito
La mejor manera de llegar a este diminuto pueblo desde San Salvador de Jujuy es tomando la Ruta Nacional 9 rumbo al norte. Hay que atravesar los impactantes paisajes de la Quebrada de Humahuaca.
Luego se pasa por Purmamarca, desde donde se puede apreciar el famoso Cerro de los Siete Colores, y se continúa por la Ruta Nacional 52 en dirección al Paso de Jama.
A pocos kilómetros, se toma un desvío por la Ruta Provincial 75, que lleva directamente a San Francisco de Alfarcito.
Este pequeño pueblo es una invitación abierta a conocer la Puna desde adentro, y vivir el turismo de una manera diferente.