El pueblo que se volvió "fantasma" por culpa del dulce leche: está cerca de Buenos Aires y es ideal para el fin de semana

Este destino es ideal para pasar un fin de semana y desconectar de la rutina. Además, su ubicación es perfecta para conocer distintos puntos de la Autovía 2.

Por Canal26

Jueves 8 de Febrero de 2024 - 18:30

Requisitos para conducir en la vía pública. Foto: Unsplash. Requisitos para conducir en la vía pública. Foto: Unsplash.

La provincia de Buenos Aires esconde en su interior una gran cantidad de pueblos fantasmas que son perfectos para una escapada de fin de semana y alejarse del ruido de la ciudad y los grandes centros balnearios, el paraje de Gándara es uno de ellos.

Cerca la Autovía 2, que une el Área metropolitana de Buenos Aires con Mar del Plata, se encuentra el mini pueblo de Gándara que al igual que las medialunas en Chascomús es una parada obligatoria para aquellos que viajan hacia la Costa Atlántica, porqué allí se producía el dulce de leche más rico y popular de la provincia.

Dulce de leche. Foto: Unsplash. Dulce de leche. Foto: Unsplash. 

En el pasado, este pequeño paraje fue el epicentro económico y social de una población que creció alrededor de una fábrica de dulce de leche, pero que tiempo después se vino abajo y el lugar se convirtió en un pueblo fantasma.

Este destino es ideal para pasar un fin de semana y desconectar de la rutina. Además, su ubicación es perfecta para conocer distintos puntos de la Autovía 2 y luego volver a la tranquilidad de Gándara.

Cerrito, Entre Ríos. Foto: Turismo Entre Ríos.

Te puede interesar:

Escapada a Entre Ríos: el encantador pueblo que reúne áreas naturales, tradición y relax en un solo lugar

La caída de Gándara

El paraje bonaerense fue uno de los principales productores de dulce de leche y alrededor de la gran fábrica se creó un asentamiento de los trabajadores de la empresa, una escuela y una estación de tren, que todavía están en funcionamiento.

El pueblo fantasma de Gándara. Foto: X El pueblo fantasma de Gándara. Foto: X 

En la década de los noventa la compañía Gándara tuvo que cerrar sus puertas en la zona y el pequeño pueblo se volvió un desierto en donde reina el silencio y hay muy pocos habitantes, motivo por el cual es considerado un pueblo fantasma.

A pesar de que la fábrica cerró y el popular paraje quedó desolado, los vecinos del lugar se resisten a quedar en el olvido y buscan reescribir la historia del pueblo que quedó detenido en el tiempo desde 2003.

Notas relacionadas