El exfutbolista que jugó dos Mundiales, quedó cuarto en el Balón de Oro y se retiró a los 28 años: hoy se dedica a vender aspiradoras

Una de las figuras del Mundial 1994 fue el sueco Tomas Brolin, quien formó parte de la mejor etapa del Parma italiano en su historia. Con 63 goles en su paso por clubes reconocidos como el Leeds United en Inglaterra, más sus 28 tantos con la selección (cuatro de ellos en los Mundiales que jugó), el exdelantero fue considerado en su momento una de las grandes esperanzas del fútbol de Suecia.
Sin embargo, cuando su carrera tenía mucho para dar y el mundo entero conocía su festejo (su clásico giro de 360° grados para celebrar su tanto con la camiseta de su país), tomó una decisión radical: se alejó del deporte para iniciar un camino inesperado como empresario.

“Estaba cansado de entrenarme todos los días y tenía otros proyectos rondando en mi cabeza”, explicó. Hoy, lejos de las canchas, comercializa aspiradoras y asegura que no podría ser más feliz.
La decisión de retirarse a los 28 años llegó en pleno apogeo deportivo. “Todo el mundo me decía que era demasiado pronto. Yo siempre respondí: ‘Depende de lo que hayas hecho en esos 28 años’”, explicó. “Había logrado mucho en mi carrera. Y la vida es demasiado corta para hacer cosas aburridas. No hago cosas que no disfruto”.
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Quien aún no cumplió 56 años se reinventó más de una vez. Fue futbolista profesional, productor musical, empresario gastronómico, jugador de póker y, entre otras actividades, promotor inmobiliario. “Siempre he querido desafiarme en todos los ámbitos. Lo hice con el fútbol, lo hice con los negocios...”, resumió en diálogo con La Gazzetta dello Sport, desde su casa en Suecia.

Tomas Brolin, el sueco que deslumbró en el Mundial de 1994
Brolin irrumpió en la Serie A con Parma, en una época dorada del club italiano, y conquistó una Copa de Italia, una Recopa de Europa, una Supercopa y una Europa League. Con la selección sueca logró el tercer puesto en el Mundial de 1994, lo que lo llevó a quedar cuarto en la votación del Balón de Oro, detrás de Hristo Stoichkov, Roberto Baggio y Paolo Maldini.
Su gol más especial fue el primero en la Serie A: “En Bari, un saque de esquina. Salté con una sincronización perfecta. Lo curioso es que los cuatro goles que marqué al comienzo de esa temporada fueron de cabeza. Y solo mido 1,78 metros”, recordó.
Hoy, Brolin ve los partidos que le interesan mientras se fija la meta de vender 130 mil aspiradoras por año, pero es honesto sobre su relación con su antiguo amor. “No puedo decir que no podría vivir sin el fútbol. Sería una mentira“.