El guiño del nuevo casco de Franco Colapinto a una de las mayores hazañas del automovilismo nacional

En el Gran Premio de Estados Unidos, el piloto de Alpine homenajeará a una gran gesta que tuvo como protagonista al histórico Torino. Conocé todos los detalles en la nota.
Franco Colapinto en el Gran Premio de Estados Unidos.
Franco Colapinto en el Gran Premio de Estados Unidos. Foto: IMAGN IMAGES via Reuters Connect

Franco Colapinto estrenará un nuevo casco en el Gran Premio de Estados Unidos que tendrá un guiño para un hecho histórico del automovilismo argentino.

El caso homenajea al Torino y a la “Misión argentina” de las 84 horas de Nürburgring 1969.

Casco de Franco Colapinto en homenaje al Torino del Gran Premio de Nürburgring.
Casco de Franco Colapinto en homenaje al Torino del Gran Premio de Nürburgring. Foto: NA

El “Toro” fue un auto hecho especialmente para el mercado argentino, producido en el país por Industrias Kaiser Argentina y deslumbrante en el automovilismo nacional y mundial.

En Nürburgring, en 1969, con un grupo conformado por argentinos, el Torino deslumbró en el circuito conocido como el “Infierno Verde” y volvió al país con un valioso cuarto puesto en la tabla general, siendo además ganador de su categoría.

Torino en Nürburgring.
Torino en Nürburgring. Foto: NA

El auto elegido fue el IKA-Renault Torino, cuyo nacimiento se dio en 1966, pero comenzó a gestarse once años antes, cuando la asociación Kaiser Motors se estableció en el país y desarrolló una fábrica en Santa Isabel, Córdoba, para producir autos nacionales, que saldrían con el nombre de Industrias Kaiser Argentina (IKA). IKA firmó un convenio con Renault en 1959, para producir autos de la marca francesa en el país, y luego haría lo mismo con American Motors Corporation, que después sería absorbida por Chrysler, en 1961.

El presidente de la AMC se contactó con Juan Manuel Fangio, director no ejecutivo de IKA y visitaron al diseñador italiano Battista Pininfarina, encargado de los retoques estéticos.

Interior del Torino.
Interior del Torino. Foto: NA

El italiano hizo un gran trabajo y, aunque mantuvo semejanzas con el modelo norteamericano en cuanto a proporciones y diseño lateral, Pininfarina agregó ópticas delanteras redondas, que luego mutaron a una forma rectangular, y quitó el parante central de las ventanillas, que al ser bajadas daban aspecto de un coche descapotable. Además, refinó el interior con un tablero de madera, volante de tres rayos que combinaba la madera con el metal y butacas de cuero, sin perder la espaciosidad característica estadounidense.

En el aspecto técnico, el auto quedó a cargo de George Herbert, gerente de Ingeniería de Productos de la empresa, quien le dio prioridad total al proyecto, realizó modificaciones en el eje trasero y la distribución de peso y dio inicio a ocho meses de pruebas, en los que la mecánica del Torino naciente fue puesta a prueba en coches de carrocería Rambler, con 800 mil kilómetros recorridos en total. “El secreto del Torino radica en que se agarra bien, tiene gran maniobrabilidad y un equilibrio perfecto en su masa. Ni se notan los cambios de tan suave que es su marcha”, describiría Juan Manuel Fangio en 1967.

Torino.
Torino. Foto: NA

Luego de su presentación, el Torino fue introducido y puesto a prueba en el Turismo Carretera, con un éxito inmediato: el piloto Eduardo Copello, que luego integraría el coche número 3, ganó la vuelta a San Pedro, la primera fecha del TC de 1967, y posteriormente sería campeón de la categoría, con 10 triunfos en total. Su buen rendimiento hizo creer que podía competir a nivel mundial, y las 84 horas de Nürburgring fueron la prueba seleccionada.

En las mismas, el auto destacó, primero, por sus dimensiones: era el único con capacidad para cinco personas, compitiendo contra autos de dos butacas. Pesaba 1.300 kilos y, aunque tenía algo más de potencia en su motor Tornado 380 W y algunas modificaciones aerodinámicas, no distaba mucho del auto de calle. Ese tamaño le ganó el apodo de “Elefante Blanco”, entre los europeos.

Torinos antes del viaje a Nürburgring.
Torinos antes del viaje a Nürburgring. Foto: NA

Con Fangio como jefe, Oreste Berta como director técnico y un equipo de pilotos conformado por Luis Di Palma, Carmelo Galbato y Oscar “Cacho” Fangio, en el auto n°1, Jorge Cupeiro, Gastón Perkins y Eduardo Rodríguez Canedo, en el 2, y Eduardo Copello, Oscar Franco y Alberto Rodríguez Larreta, con el 3, el Torino encabezaría la clasificación durante 67 vueltas.

Dos despistes generaron los abandonos de los dos primeros coches y el único que pudo cruzar la meta fue el tercero, con Oscar Franco al volante, que peleaba la punta con un Lancia italiano pero tuvo que pasar por los boxes debido a un problema en el silenciador del caño de escape, que lo hizo terminar en la cuarta ubicación.

Torino.
Torino. Foto: NA

El equipo argentino demostró que el Torino era de lo mejor de la industria nacional y que, sumado a la inteligencia y astucia de Fangio y Berta y la habilidad de los nueve pilotos, generaron una carrera que, 56 años después, permanece imborrable en la memoria argentina.