La historia de superación del Changuito Zeballos: de una patada que casi lo retira del fútbol a ser figura en el Superclásico

Oscar Exequiel Zeballos vivió una tarde de ensueño este domingo en La Bombonera. Tras sufrir años de lesiones que cortaron la ilusión por su aparición como joya de Boca, el “Changuito” se entró en la historia del Superclásico siendo la figura del encuentro ante River por el Torneo Clausura 2025.
Con 23 años, el santiagueño vivió duros momentos que afectaron no solo su rendimiento dentro de la cancha, sino también su crecimiento profesional y la relación con el hincha. Esta situación adversa no le impidió al “7 bravo” dejar sangre, sudor y lágrimas para dar vuelta la historia y conseguir la tarde por la que tanto luchó.

“Mi sueño es jugar en La Bombonera y tirar magia”, mencionó durante su niñez el surgido en Sarmiento de La Banda de Santiago del Estero, antes de mudarse a la pensión de Boca.
Y vaya si cumplió. Este domingo 9 de noviembre, el “Changuito” hizo vibrar el estadio del “Xeneize” con una actuación espléndida ante el rival de toda la vida: gol y asistencia para clasificar al equipo a la Copa Libertadores del 2026.
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La historia de resiliencia de Exequiel Zeballos
Zeballos firmó su primer contrato con Boca en diciembre de 2018. Un par de años después y con varios partidos en la espalda, llegaría la jugada que cambiaría para siempre su carrera. Milton Leyendeker, defensor de Agropecuario, le dio una dura patada sin pelota que lo sacó de la cancha a los 5 minutos del cruce por Copa Argentina.
Los estudios fueron rotundos: fractura y lesión ligamentaria con compromiso en la tibia, peroné y tobillo derecho. El joven y picante extremo se alejaría del fútbol por un largo tiempo: estuvo afuera de las canchas desde agosto de 2022 hasta principios de 2023.

El “Changuito” volvería a principios de 2023, sobre el final del ciclo de Hugo Benjamín Ibarra como entrenador de Boca. Si bien ingresó desde el banco en un par de partidos, una fuerte molestia en la rodilla izquierda lo obligó a volver a alejarse del verde césped: sufriría la rotura del menisco externo y estaría más de dos meses out.
En octubre de ese mismo año y ya bajo el manto de Miguel Almirón, una rotura del ligamento cruzado lo dejaría casi un año afuera de las canchas. Las lágrimas en su rostro daban a entender la gravedad de la lesión con un dolor extra: se perdería la final de la Copa Libertadores contra Fluminense en el Maracaná.

Tres lesiones en 14 meses significan un gran golpe psicológico. Cualquier otro jugador se replantearía abandonar el fútbol y dedicarse a otra cosa, pero al “Changuito” le ganó el poder de resiliencia.
En el medio, su rendimiento no fue el mejor, lógico por la dureza de lo sufrido y el tiempo de inactividad. Además, la aparición y el gran rendimiento de delanteros como Sebastián Villa o Luca Langoni lo relegaron aún más, y la relación con el hincha fue cada vez más tensa.
“Estuve triste este tiempo, pero la vida es así y hay que seguir para adelante. Son experiencias que pasan, las lesiones me pasaron muy rápido, pero lo importante es estar siempre con felicidad y me pone muy contento estar a nada de volver a jugar”, dijo a mediados del 2024 antes de su vuelta a las canchas.
El “Chaguito” siguió para adelante. Este domingo, se ganó un lugar en la historia de Boca con una actuación sobresaliente en el Superclásico ante River, que metió al “Xeneize” en la Copa Libertadores de 2026, la gran obsesión que tendrá como protagonista a un Zeballos en el más alto nivel.













