Murió la actriz francesa Brigitte Bardot a los 91 años
“La Fundación Brigitte Bardot anuncia con inmensa tristeza el fallecimiento de su fundadora y presidenta, la señora Brigitte Bardot, actriz y cantante mundialmente reconocida”, indicó un comunicado remitido a los medios, sin precisar el día ni el lugar del fallecimiento.
La actriz y cantante Brigitte Bardot, icono del cine francés y símbolo erótico de los años 1950 y 1960, falleció a los 91 años, informó este domingo su fundación en un comunicado.
“La Fundación Brigitte Bardot anuncia con inmensa tristeza el fallecimiento de su fundadora y presidenta, la señora Brigitte Bardot, actriz y cantante mundialmente reconocida, que decidió abandonar su prestigiosa carrera para dedicar su vida y su energía a la defensa de los animales y a su Fundación”, indicó un comunicado remitido a los medios, sin precisar el día ni el lugar del fallecimiento.
La protagonista de ‘Y Dios creó a la mujer’ (1956), ‘La verdad’ (1960) y ‘El desprecio’ (1963) era una de las últimas grandes leyendas del cine francés todavía en vida, tras la muerte de Alain Delon, fallecido en 2024 a los 88 años.
Junto a su corta pero vertiginosa carrera en la gran pantalla, Brigitte Bardot, conocida por las siglas BB, tuvo también una exitosa y más larga carrera en la música.
Tras el cine, la célebre actriz inició una segunda vida en su activismo en favor de la protección de los animales. Sus fotos en Canadá denunciando la caza de focas en los años 1970 son todavía célebres. Sin embargo, Bardot también se destacó públicamente por su apoyo a postulados reaccionarios y xenófobos y se mostró cercana a Jean-Marie Le Pen y a su hija, la hoy líder de la ultraderecha Marine Le Pen.
También creó la polémica entre el movimiento feminista por su visión de las relaciones entre el hombre y la mujer.
La intérprete llevaba un tiempo recluida en sus dos propiedades del balneario de Saint-Tropez, con serias dificultades para andar y lejos de la vida pública.
Actriz, cantante y símbolo de la emancipación sexual femenina
Bardot, icono sexual en su juventud y activista animalista y seguidora de la líder de la extrema derecha Marine Le Pen en su madurez, estaría siempre marcada por el eslogan de promoción de la película que la lanzó al estrellato en 1956: “Y Dios creó a la mujer”.
Fallecida a los 91 años, Bardot ha sido considerada por muchos la mujer más sensual del siglo XX, con permiso de la estadounidense Marilyn Monroe.
Actriz, cantante, símbolo de la emancipación sexual femenina, la musa francesa fue un personaje omnipresente a la que la controversia siempre acompañó.
Así lo demostró desde que irrumpiera a mediados del siglo XX en ‘Y Dios creó a la mujer’, bajo la dirección del primero de sus cuatro maridos, Roger Vadim, hasta bien entrado este siglo, cuando, ya retirada del cine desde hace décadas, hizo de la causa animal su principal credo.
En sus últimos años de vida, siguió alimentando los titulares de la prensa, apoyando a la ultraderecha francesa, negándose a vacunarse contra el covid o relativizando las denuncias de acoso sexual en el mundo del cine.
Nacida el 28 de septiembre de 1934 en el seno de una familia parisina acomodada, no sólo dejó una huella a través de la pantalla, sino también como cantante.
En 1967 le pediría al entonces chico malo de la canción francesa, Serge Gainsbourg, con quien mantuvo un corto pero apasionado romance, “la canción de amor más bella que pudiese imaginar”.
En una sola noche, Gainsbourg escribió la erótica ‘Je t’aime... moi non plus’ (‘Te quiero... yo tampoco’) que grabaron en dúo.
Bardot estaba casada entonces con el alemán Gunter Sachs y, tras una primera difusión en la radio que lo enfureció, la canción se quedó en el cajón hasta que fue publicada en 1986. Los gemidos con los que la actriz interpreta la canción fueron tachados de “obscenos” por el Vaticano.
Por ello, la versión más conocida sería la que Gainsbourg hizo con Jane Birkin en 1968. El músico, no obstante, prosiguió con su colaboración con Bardot con el álbum titulado con su apodo, “BB”, del que salieron temas emblemáticos como ‘Bonnie & Clyde’ o ‘Comic Strip’.
La huella de Bardot inspiró también a la intelectualidad francesa. Simone de Beauvoir, una de las pioneras del movimiento feminista, dijo de la actriz que caminaba “lascivamente y un santo vendería su alma al diablo por verla bailar”, en su libro ‘Brigitte Bardot y el síndrome Lolita’ (1959).
Icono también de la moda, precursora de las bailarinas y los vaqueros remangados, su influencia se mantiene hoy intacta y parecerse un poco a ella es todavía una garantía de éxito.
Con casi 50 películas y 24 vinilos en su haber, Bardot abandonaría todo por la causa animal en 1973.
Las fotografías hechas en 1977 en las tierras heladas de Terranova, en Canadá, abrazando un bebé foca dieron la vuelta al mundo y contribuyeron a que los gobiernos fuesen prohibiendo su caza.
En paralelo a su lucha en favor de los animales, los pocos comentarios que hacía públicos levantaban polvareda, tanto que le valieron cinco condenas por incitación al odio.
Su segundo marido, el actor Jacques Charrier, y su único hijo, Nicolas, la denunciaron en 1996 por haber sido tachado en una autobiografía de “violento, machista, impresentable y borracho”, el primero; y de indeseado “tumor que se nutría de ella” durante su embarazo, el segundo.
En las últimas décadas, su militancia a ultranza y una colección de comentarios homófobos, xenófobos y racistas, hicieron, en cierta forma, sombra a su legendaria carrera en el celuloide y a sus logros en defensa de los animales.
Llegó a etiquetar a la líder de la ultraderecha francesa y tres veces candidata presidencial Marine Le Pen como la “Juana de Arco del siglo XXI”. Durante la pandemia de covid (2020-2022), ya octogenaria avanzada, se negó a vacunarse, alegando que era “alérgica a todos los productos químicos”.
Tampoco se libró el movimiento “Me too”, nacido en 2018 por varias denuncias de acoso sexual contra mujeres por parte de hombres poderosos del mundo del cine. Para Bardot, varias de esas acusaciones eran “hipócritas”.
Su último combate -que data de 2025 y para el que usó a BFMTV para una entrevista, la primera que daba en 11 años a un canal de televisión- gravitó en torno a la prohibición de la caza de montería en Francia, que consideraba extremadamente cruel contra los animales.
Retirada de la vida pública repartida entre sus dos mansiones de Saint-Tropez (Costa Azul), su inusual vida podría explicarse en una sola frase, según Marie-Dominique Lelièvre, una de sus biógrafas: “Bardot siempre ha sido y será una niña”.