El impacto del frío extremo en el cuerpo humano: riesgos, síntomas y cómo protegerse ante las bajas temperaturas

Durante los meses más fríos del año, el descenso de la temperatura no solo implica un cambio en la rutina diaria, sino que también puede representar un verdadero desafío para la salud. A medida que el invierno avanza en buena parte del territorio argentino, médicos advierten sobre los efectos que puede tener sobre el organismo, especialmente en los sectores más vulnerables: personas mayores, niños pequeños y pacientes con enfermedades crónicas.
Según explica el doctor Haitham Khraishah, especialista en cardiología preventiva del Instituto Cardíaco y Vascular de los Hospitales Universitarios Harrington (EE.UU.), “todos los sistemas del cuerpo pueden verse afectados por la exposición prolongada al frío”. Esto se debe a que el cuerpo humano pierde calor de forma continua a través de la radiación, la transpiración, el contacto con superficies frías, el viento y la propia respiración.

Los efectos del frío en el cuerpo
Cuando la pérdida de calor supera la capacidad del cuerpo para reponerlo, puede producirse hipotermia. Esta condición ocurre cuando la temperatura corporal desciende por debajo de los 35°C y puede provocar temblores incontrolables, somnolencia, pérdida de memoria e incluso alteraciones del comportamiento. E
n casos extremos, la persona puede experimentar una sensación ilusoria de calor que la lleve a quitarse la ropa, lo que agrava el cuadro clínico. El doctor E. John Wipfler III, especialista en emergencias, advierte: “Una vez que el cuerpo deja de tiritar, las probabilidades de recuperación se reducen drásticamente”.
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A su vez, el frío también tiene un impacto significativo sobre el sistema cardiovascular. Al reducir el flujo sanguíneo hacia las extremidades para preservar la temperatura de los órganos vitales, se incrementa la presión arterial y la viscosidad de la sangre. Esto puede derivar en la formación de coágulos, infartos o accidentes cerebrovasculares, sobre todo en quienes ya padecen afecciones cardiovasculares.

En el ámbito respiratorio, las bajas temperaturas y el aire seco pueden irritar las vías aéreas, agravar cuadros de asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y aumentar la circulación de virus respiratorios, debido al mayor tiempo que las personas pasan en ambientes cerrados.
Ante este panorama, los especialistas recomiendan una serie de medidas preventivas para mitigar los efectos del frío:
- Vestirse en capas y cubrir bien cabeza, cuello, manos y pies.
- Evitar transpirar en exceso, ya que la humedad corporal favorece la pérdida de calor.
- Permanecer activo, pero sin llegar al agotamiento físico.
- Consumir bebidas calientes, evitando el alcohol.
- No fumar, ya que el tabaco reduce la circulación.
- Prestar atención a signos de alerta en los más vulnerables.
Protegerse del frío no es solo una cuestión de confort, sino una necesidad para cuidar la salud. Adoptar medidas adecuadas puede marcar la diferencia entre pasar el invierno sano o enfrentarse a cuadros clínicos complejos.