El secreto para un buen asado: qué beneficios aporta ponerle cáscara de nuez a las brasas

Entre los asadores existen muchos secretos que se transmiten de generación en generación. Uno de ellos es colocar cáscaras de nuez en las brasas, una técnica que aporta beneficios que mejoran tanto el sabor de la carne como la calidad de la cocción.
Esta técnica se trata de que, al quemarse, las cáscaras desprenden aceites naturales y compuestos que generan un humo suave y aromático, el cual envuelve la carne y le da un ahumado característico al asado, algo totalmente distinto que cuando se hace solamente con leña o carbón.
Además, las cáscaras de la nuez producen un humo más limpio y constante, sin levantar tanta ceniza, lo que ayuda a mantener el fuego parejo.

Otro beneficio que ofrece esta técnica es que se puede reciclar un residuo de la cocina y darle un uso práctico y efectivo.
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El resultado de un asado hecho en brasas con cáscara de nuez quemadas es que la carne sale con más aroma y una cáscara más crocante, especialmente en cortes grasos como costilla o vacío.
Beneficios principales:
- Sabor ahumado natural y distintivo.
- Humo con más aroma y menos invasivo.
- Reciclaje de residuos de la cocina.
- Fuego más rendidor y aromático sin necesidad de químicos ni maderas.

Qué cuidados hay que tener en cuenta al utilizar cáscara de nuez en las brasas
- Alergias: si bien no es contacto directo con la cáscara de la nuez, las personas con alergia severa a este fruto seco podrían ser sensibles a las partículas que larga el humo.
- Exceso de humo: mucha cantidad de cáscaras de nuez pueden generar un humo muy denso, que en lugar de mejorar el sabor podría volverlo amargo o invasivo.
- Controlar el fuego: las cáscaras de la nuez se queman muy rápido y pueden generar pequeñas chispas, por lo que conviene agregarlas de a poco.