El Papa encabezó el Vía Crucis en el Coliseo de Roma

Benedicto XVI presidió la ceremonia desde la colina del Palatino, que se encuentra frente al famoso anfiteatro. El pontífice pronunció una plegaria en la que denunció que "multiformes máscaras de la mentira se burlan de la verdad y los halagos del éxito sofocan la honestidad". Antes el Sumo Pontífice había debutado en TV respondiendo preguntas.

Por Canal26

Viernes 22 de Abril de 2011 - 00:00

Benedicto XVI, que llevó una esclavina roja, saludó a los miles de fieles que siguieron el rito portando velas.

El pontífice abrió el Vía Crucis con una plegaria en la que denunció que "multiformes máscaras de la mentira se burlan de la verdad y los halagos del éxito sofocan (...) la honestidad".

"Señor Jesús, tú nos invitas a seguirte también en esta hora extrema. En tu hora está la prueba de nuestra vida en sus más descarnados y duros recodos. Es la hora de las tinieblas, cuando vacilan los cimientos de la tierra, cuando las multiformes máscaras de la mentira se burlan de la verdad y los halagos del éxito sofocan la íntima llamada de la honestidad", rezó el papa.

El Vía Crucis discurrió por el interior del Coliseo -el famoso anfiteatro Flavio, que recuerda los sufrimientos de los primeros cristianos-, continuó por delante del Arco de Trajano y concluyó en la colina del Palatino.

El cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, llevó la cruz en la primera estación. Un joven y una joven romanos le acompañaron a cada lado con una antorcha.

Después el símbolo de los cristianos fue portado en la segunda y tercera estación por el matrimonio romano Armando y Anna Stridacchio y sus cinco hijos, tres gemelos de seis años y otros dos gemelos de dos años.

Un enfermo, acompañado de una camillera y de una monja enfermera llevaron la cruz en la cuarta y quinta estación. Dos monjas agustinas se turnaron para llevarla en la sexta y séptima estación y dos frailes de Tierra Santa la llevaron en la octava y novena estación.

Una familia etíope, Eman y Hiwet Hailesilassie, con dos hijos portaron el símbolo de los cristianos en la décima y undécima estación, y un fraile franciscano egipcio y una joven egipcia la llevaron en la duodécima y décimo tercera estación.

El cardenal Vallini volvió a llevar la cruz en la última estación y, tras concluir el Vía Crucis, Benedicto XVI pronunció unas palabras.

Las meditaciones de las 14 estaciones del Vía Crucis fueron encargadas este año por el pontífice a la monja agustina italiana María Rita Piccione, presidenta de la federación de las Monjas Agustinas residente en el monasterio de los Santos Coronados de Roma.

Las imágenes que acompañaron las 14 estaciones del libro del Vía Crucis también fueron obra de otra monja, Elena Manganelli, asimismo agustina del monasterio de Lecceto, en Siena, centro de Italia.

El Vía Crucis del Coliseo romano fue instaurado en 1741 por el papa Benedicto XIV. Tras decenas de años de olvido, volvió a celebrarse en 1925.

En 1964 el papa Pablo VI acudió al Coliseo para presidir el rito y, desde entonces, todos los años acude el sucesor de San Pedro.

EL PAPA DEBUTO EN TV

El papa Benedicto XVI aseguró este viernes por televisión que "no tenemos respuesta" al dolor que generó el tsumani que azotó en marzo pasado a Japón al responder a una pregunta hecha por una niña japonesa.

"Querida Elena, te saludo con todo el corazón. También yo me pregunto: ¿por qué es así ¿por qué vosotros tenéis que sufrir tanto, mientras otros viven cómodamente?", contestó el papa alemán al conceder una inusual entrevista a la televisión italiana con motivo del Viernes Santo.

Se trata de la primera vez en la historia, que un Papa responde en un programa de televisión, llamado "A su imagen", a las preguntas de un grupo de fieles.

"No tenemos respuesta, pero sabemos que Jesús ha sufrido como vosotros, inocentes, que Dios verdadero se muestra en Jesús, está a vuestro lado. Esto me parece muy importante, a pesar de que no tenemos respuestas, si la tristeza sigue: Dios está a vuestro lado", dijo el pontífice a la niña.

Entre las siete personas escogidas para realizar una pregunta, de las más de 2.000 propuestas a la redacción, figuraba la de la niña italo-japonesa de siete años, Elena, quien presenció la muerte de otros niños, sintió temblar su casa y quedó traumatizada por el terremoto seguido de tsunami que azotó el 11 de marzo pasado a su país.