Un estudio reveló que la disminución de la luz y la duración más corta de los días, vinculadas al invierno, pueden ocasionar cambios importantes en el estado de ánimo de las personas.
Por Canal26
Miércoles 12 de Julio de 2023 - 18:20
Depresión, tristeza y ansiedad. Foto: Unsplash
Muchas personas pasan por períodos cortos en los que se sienten tristes o un poco diferentes a lo normal, los cuales siguen el ciclo de las estaciones. El trastorno afectivo estacional, también conocido como depresión invernal, es un tipo de depresión que se caracteriza por su patrón recurrente recurrente.
El trastorno afectivo estacional puede durar entre 4 y 5 meses. En la mayoría de los casos inicia a finales del otoño o principios del invierno, desapareciendo con la llegada de la primavera.
Los investigadores explican que "el motivo por el cual puede presentarse no está del todo claro. Sin embargo, teniendo en cuenta el periodo de aparición y la sensibilidad a las condiciones luminosas del medio ambiente en las que se presenta el trastorno, se cree que hay varios mecanismos que pueden estar relacionados, como el metabolismo de la melatonina, la disminución de la secreción de algunos neurotransmisores como la serotonina y la sensibilidad de la retina a la luz".
Depresión. Foto: archivo
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Sus síntomas son similares a los de la depresión, con algunos otros específicos adicionales como:
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En contraposición con lo postulado por los investigadores, un estudio reciente llegó a la conclusión que durante el invierno estamos más despiertos y tenemos más capacidad para tomar decisiones. El calor, por el contrario, nos lleva a tener menor fuerza para hacer actividades y hace que sea más difícil pensar.
Durante el invierno estamos más despiertos. Foto: archivo
Todo esto se relaciona con la capacidad que tiene nuestro cuerpo de regular la temperatura. Cuando la temperatura ambiental es muy alta o muy baja, nuestro cuerpo usa energía para mantener nuestra temperatura corporal. Temblamos o sudamos, intentando no sufrir hipotermia o un golpe de calor.
Sin embargo, los procesos no requieren de la misma cantidad de esfuerzo. Enfriar el cuerpo requiere de una mayor cantidad de energía. "La demanda física para hacer frente al exceso de calor reduce nuestra capacidad cognitiva y afecta a nuestra capacidad para tomar decisiones", explicaron los investigadores.
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