La "Cataluña argentina": el pueblito mágico que enamora por su arquitectura única y sus paisajes europeos

En el partido de Tres Arroyos (Buenos Aires), hay un pueblo con menos de 70 habitantes con una arquitectura única y que ofrece mucha tranquilidad. Se trata de San Mayol, también conocida como la "Cataluña argentina", por su fuerte influencia de inmigrantes catalanes.

Justamente, muchos inmigrantes catalanes llegaron a la "Cataluña argentina" llegaron en busca de oportunidades y trajeron consigo su cultura, sus costumbres y tradiciones, las cuales siguen vigentes hasta la actualidad en la lengua, danza, música y gastronomía.
El pueblo se constituyó en 1898 y el desarrollo llegó con una familia de catalanes, llamada los Mayol.
San Mayol es un pueblo único gracias a su estilo arquitectónico, ya que cuenta con edificaciones de la primera mitad del siglo XX todavía de pie, con un marcado estilo europeo, distribuidas en menos de 10 manzanas, que es la extensión total de la zona urbana.

La arquitectura y el urbanismo de San Mayol reflejan la influencia catalana, y los mismos habitantes conservan su conexión con la región española. Entre las construcciones más importantes se encuentran: el edificio de la Juventud Agraria; la Esquina Catalana y la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús.
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¿Quién era la familia Mayol?
Felipe Mayol de Senillosa y María Luisa Crámer de Mayol viajaron a la Argentina a finales de la Primera Guerra Mundial. Adquirieron varias tierras y diseñaron varias estancias de la zona.
Una de ellas la vendieron para que se construyera la estación de tren que tenía que dinamizar la zona. En sintonía, el 1 de octubre de 1907 llegó al lugar el primer ferrocarril, a la estación que llevaba el nombre de esta familia catalana.

Este avance hizo que estas cuatro casas fundadas en el siglo XIX empezara a cobrar vida.
Interesado por lo que habían creado sus padres en Argentina, el hijo del matrimonio, Jorge Mayol, decidió irse hacia allí. El ingeniero civil le vio potencial a la zona y decidió recibir a todos los que quisieran conocer el lugar.
Justamente, construyó el Hotel San Mayol, uno de los primeros grandes edificios del pueblo. Tenía enormes salones y decenas de habitaciones que podían llegar a albergar hasta a 100 personas.