Bailar también es medicina: un estudio confirmó que mejora la memoria, la motivación y la salud mental

Bailar, grupo, coreografía. Foto: Unsplash.

Una nueva revisión científica realizada por la Universidad de Sídney, en Australia, arrojó resultados prometedores sobre el impacto de la danza en la salud integral.

Según el metaanálisis, que revisó 27 estudios con un total de 1.392 participantes, bailar puede ser tan eficaz como hacer ejercicio físico para mejorar la salud mental, y en algunos aspectos, incluso más beneficioso.

La música y el movimiento al bailar estimulan la liberación de hormonas como la serotonina y la oxitocina, que están relacionadas con la felicidad y el bienestar. Foto: Pexels.

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Las principales conclusiones del estudio

El análisis confirmó que participar en sesiones de danza estructurada durante seis semanas o más ayuda a reducir la ansiedad, aliviar síntomas depresivos y reforzar funciones cognitivas como la memoria. Además, mostró tasas más altas de adherencia entre quienes bailan frente a quienes hacen actividad física convencional, lo que revela un elemento clave: el disfrute.

“La adherencia es fundamental porque asegura beneficios a largo plazo. Y ese compromiso se logra cuando la actividad se disfruta”, explicó la doctora Alicia Fong Yan, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Sídney y coordinadora del estudio.

Entre las razones que explican esa mayor motivación, se destacan la interacción grupal, el contacto visual, la expresión creativa y la conexión con la música.

Bailar es un ejercicio cardiovascular que fortalece el corazón y los pulmones, mejorando la circulación sanguínea. Foto: Unsplash.

Desde el punto de vista neurocientífico, la danza estimula la liberación de endorfinas, conocidas como las “hormonas de la felicidad”, que contribuyen al bienestar emocional. Según la especialista, bailar genera un entorno cerebral donde aumentan las moléculas placenteras y disminuyen las asociadas al malestar.

Este “caldo de cultivo”, como lo denomina, favorece el equilibrio emocional, la socialización, la empatía y la comunicación, y reduce el estrés y los pensamientos intrusivos.

Aunque los beneficios se observaron en diversas edades, el estudio recomienda seguir investigando cómo afecta la danza a distintas poblaciones clínicas.

El baile requiere movimientos amplios y fluidos, lo que ayuda a aumentar la flexibilidad de las articulaciones y la movilidad del cuerpo. Foto: Freepik.

“En adultos mayores se ha estudiado más el efecto cognitivo, mientras que en jóvenes se indagó en el bienestar mental. Pero aún falta explorar su impacto en personas con Alzheimer, Parkinson o trastornos de atención”, sostuvo Fong Yan.

Finalmente, los investigadores subrayan la importancia de analizar distintos géneros musicales y estilos de danza, como el tango, la salsa o la danza contemporánea, para descubrir cuáles podrían resultar más beneficiosos en cada caso. La danza, aseguran, no es solo arte: también es salud.