“Miedo al matrimonio”: ¿El porqué de la separación de Diego Forlán y Zaira Nara?

“A muchos hombres les da pánico el sentirse 'atrapados', lo sienten como una angustia de muerte”, dijo la licenciada Silvia Salinas, coautora con Jorge Bucay de varios libros sobre el amor y los vínculos. En la nota, una problemática que pudo, puede o podrá pasarle a todos...

Por Canal26

Lunes 13 de Junio de 2011 - 00:00

La noticia conmovió no solo a los argentinos y a los uruguayos sino que a distintos seguidores de la pareja en distintas partes del mundo. En marzo de 2011 los casi dos millones de personas que siguen a ambos en twitter se enteraron del anuncio en simultaneo del casamiento entre la modelo Zaira Nara y el futbolista Diego Forlán. La fecha era el 29 de julio, el lugar aún era un misterio... Incluso dejaron fotografiarse para una revista en una nota en la que enunciaban que pasaban “Nuestras últimas vacaciones de solteros” con fotos en las que no se los veía sólo como una excelente pareja sino que como un futuro feliz matrimonio. Este 12 de junio, la oficialización de la ruptura sacudió la web, las redes sociales y fue nota destacada incluso en radio y televisión. ¿Qué pasó?

La respuesta a esa pregunta puntual sólo la pueden dar los protagonistas, si es que así lo desean, pero una de las hipótesis la vamos a tratar en canal26.com. ¿Miedo al matrimonio?

Y con esa pregunta como disparador, nos contactamos con la licenciada Silvia Salinas. Es psicóloga y especialista en terapias de pareja y autora de varios libros que se tradujeron a varios idiomas. Es coautora con el afamado Jorge Bucay de textos como “Amarse con los ojos abiertos”, “Seguir sin tí” y “Todo no terminó”. El amor y las relaciones son macrotema en sus obras y es por eso que, para intentar saber porqué se separaron Diego y Zaira, le preguntamos...

¿Existe el “miedo al matrimonio”?

Claro. En principio tenemos que hablar del miedo a la entrega y el miedo al amor, la base del asunto. El amor, poder entregarse realmente al otro genera mucho miedo. Vivimos en una sociedad que nos va llevando a tratar de autoabastecernos. Los valores pasan por ser una persona independiente, que no necesite y la verdad es que si vos estás muy cerrado en una vida que puede ser aburrida, corrés menos riesgos. Al abrir tu corazón y entregarte por completo al otro empezás a necesitarlo, necesitás del amor, necesitás de su presencia. Y es un riesgo porque ya dependés de otro que puede generarte dolores que uno no quiere sentir. Este drama del amor y del miedo es lo que vivimos en este mundo, por eso la gente vive sin amor. El matrimonio es la posibilidad de decir “me entrego”, “me juego”. También sabemos que los matrimonios no funcionan. Hay gente que decide no casarse diciendo “si no nos casamos, el amor se sostiene” y a veces el matrimonio termina siendo un atentado al amor. Es bastante complicado por lo que hoy significa esta institución. Nos acostumbramos a vivir más como máquinas que como personas. No es sólo un tema de parejas sino que pasa por la dificultad para el amor entre los seres humanos. La poca conciencia del dolor del otro y que cada uno se acoraza con sus propias cosas, la indiferencia ante el sufrimiento de los otros... Estamos en un momento difícil.

Es salvable una pareja que está a punto de casarse y uno de los dos prefiere no contraer matrimonio. ¿Se puede seguir adelante?

En estos temas no se puede generalizar. Hay que ver lo que le sucede a cada uno. Hay que ver qué le pasa a cada uno. Algunas personas entran en una crisis de miedo ante el matrimonio y después lo superan. He tenido una pareja que tenía fecha para casarse y él dijo que no. Vino a terapia y me dijo “la empecé a ver fea”. Y empezamos a profundizar y conectó con el pánico que le daba el compromiso. A muchos hombres les da pánico el sentirse “atrapados”, lo sienten como una angustia de muerte. Estuve trabajando con él y de repente empezó a mirarla diferente. Volvió a hablarle a la chica. Ella no quería ni mirarlo, le tenía un odio grande de acá a la China... Después de muchos meses logré conseguir que ella venga, que lo comprenda y que lo perdone. Logré que comprenda que a él le ocurrió algo extraño, el hecho de ver fea a una chica “monísima”... ¡Temblaba en la cama! Le pasa eso a la gente... De repente sienten que van a estar atrapados. Hay hombres que vienen de madres manipuladoras, que los asfixiaban y les da miedo pensar que una mujer hará lo mismo con ellos de nuevo. Y a las mujeres también les sucede el hecho de venir con mamás con esos modelos y tienen la tendencia a repetirlo...

El hecho de que Diego Forlán con apenas 18 años de edad se haya trasladado a la Argentina y en poco tiempo sea autosuficiente y exitoso y que ella con apenas 22 años logre el éxito en su carrera y la independencia económica. ¿Puede afectarlos en el sentido de que contrayendo matrimonio perderían esa autonomía que disfrutan prácticamente desde la salida de la adolescencia?

Puede afectarlos en el sentido de que se aferran a la seguridad que adquirieron con el éxito. Cuando las personas tienen éxito, tienen una fuerza que no es verdadera y se sostiene con el dinero y el poder. Esa fuerza no es verdadera. La verdadera fortaleza es algo que nadie te puede sacar, si yo me siento tan segura de mi misma y me amo tanto como persona puedo dejar de vender libros y ser exitoso y seguir siendo feliz. Lo importante no es el éxito. Como las personas se conectan mucho con lo externo no quieren entregarse al amor. El amor nos vuelve vulnerables.

¿Puede haber sido un factor atenuante el hecho de que la pareja en los años en los que estuvieron juntos hayan tenido sus “picos de rendimiento” -él logró ser Balón de Oro del Mundial Sudáfrica 2010 y ella se desarrolló como modelo y conductora- y que no hayan tenido una dificultad para fortalecer el vínculo?

O quizás los dos se dieron cuenta que a veces la gente se une por lo externo. El “te quiero porque sos exitoso, porque sos el mejor jugador...” Y de repente, uno se pregunta.. ¿Es la persona que quiero o es lo que “debería querer”? El encuentro de las almas no tiene nada que ver con lo que uno hace. A veces las personas se preguntan eso. ¿Me caso con la persona adecuada o estoy enamorada? A veces la gente se encandila porque encuentra a la persona “con la que todos se querrían casar” pero quizás no están enamorados. El amor no tiene que ver con el poder o el éxito...

¿Por qué a veces se dan casos de noviazgos que comienzan de muy jóvenes, quizás en la adolescencia, tienen continuidad en el tiempo pero a la hora de convivir, casarse o tener un hijo se rompen?

A veces uno se queda con el otro no por amor sino por comodidad. Uno se acostumbra, se apega... A la hora de dar un paso importante uno se pregunta: ¿Estoy realmente enamorado de esa persona? ¿Es la persona que quiero? Mientras no lo pensás, te queda cómodo, estás acostumbrado, es un “buen tipo”... Ahora, a la hora de tomar la decisión de casarse, formar una familia, tener un hijo, te moviliza a tomar conciencia sobre si lo que realmente te moviliza es el amor. No está mal tampoco tomarse un tiempo y estar con alguien sin estar enamorado, a veces las personas se acompaña para crecer.

¿Tiene solución una pareja cuando uno de los dos no quiere casarse? Si la tiene... ¿Cuál es la recomendada?

No es algo grave. Son jóvenes y es bueno tomarse un tiempo. A veces la gente toma decisiones sin pensarlo demasiado. Quizás no eran el “uno para el otro y se dieron cuenta a tiempo”. Lo que yo aconsejo es “aprender a sentirse”. La gente que hace malas elecciones es porque piensa demasiado. Lo que aconsejo a todos es que aprendan a sentir su cuerpo, que se conecten con las sensaciones. La mayoría de la gente se va a dar cuenta que no conecta con lo que siente... Cuando uno pregunta a la gente ¿qué sentís?, no saben lo que sienten. Saben lo que corresponde, saben lo que “tienen” que sentir, lo que “tienen” que pensar, lo que “tienen” que hacer. Entonces, hasta que no se tomen el trabajo de bajar a su cuerpo, de tomar conciencia a partir de hacer yoga, una terapia o esto que está tan de moda como las respiraciones de la Fundación El Arte de Vivir... Hasta que no empecemos a saber que somos personas que sentimos, que somos humanos, que conectamos con lo esencial de lo que es ser humano no vamos a llegar a buen puerto. Cuando esto sucede, uno empieza a sentirse feliz, lleno de amor y la pareja “ocurre”, cuando tiene que ocurrir.

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