Con submarinos nucleares y misiles, Rusia desafía a las potencias y muestra sus capacidades para proteger las rutas marítimas en el Pacífico Norte
En el transcurso del pasado viernes por la mañana, medios oficiales rusos informaron el inicio de un nuevo ejercicio militar de gran envergadura llevado a cabo por la Flota del Pacífico de la Armada Rusa en el Pacífico Norte.
La operación incluye el despliegue de submarinos nucleares, sistemas de misiles costeros Bastión y otros activos navales y aéreos. Según comunicó el servicio de prensa de la institución, el objetivo principal del ejercicio es fortalecer la capacidad defensiva de Rusia en sus rutas marítimas estratégicas, así como mejorar la coordinación operativa entre unidades navales y tropas terrestres.
“El ejercicio es el último evento de entrenamiento de combate del período de entrenamiento de verano de la Flota del Pacífico y tiene como objetivo probar la preparación para el combate de las fuerzas y tropas, así como de los órganos de mando militar para llevar a cabo operaciones de combate defensivas”, señaló el comunicado oficial.
Rusia y China cada vez más unidas en la cooperación militar
Este movimiento militar se produce apenas días después de que Rusia y China realizaran una patrulla combinada con submarinos en la misma región, en una clara muestra del creciente nivel de cooperación estratégica entre ambos países y del aumento sostenido de la actividad naval en el área del Pacífico Norte.
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Las maniobras se desarrollan en torno a las costas de Kamchatka y Chukotka, dos regiones clave situadas en el extremo oriental de Rusia. Bajo el mando del almirante Viktor Liina, Comandante en Jefe de la Flota del Pacífico, el ejercicio forma parte de un plan más amplio de adiestramiento estacional.
Participaron aproximadamente 10 buques de guerra, así como helicópteros y aviones de combate, además de un número no revelado de baterías costeras móviles equipadas con misiles de alta precisión.
Entre los aspectos operativos destacados, las fuerzas participantes ensayaron la detección y rastreo de submarinos enemigos simulados, así como maniobras de defensa antiaérea y lanzamientos de misiles antibuque contra objetivos navales. Las tripulaciones también practicaron tanto en acciones individuales como en operaciones conjuntas, reforzando la interoperabilidad de las diferentes unidades.

Asimismo, se confirmó que los aviones de combate involucrados llevaron a cabo misiones de intercepción y neutralización de amenazas no tripuladas, un escenario cada vez más frecuente en los conflictos modernos debido al uso creciente de drones y sistemas autónomos.
En paralelo, esta misma semana se conoció el regreso del submarino estratégico K-554 Emperador Alejandro III a su base en Kamchatka, tras más de tres meses de operaciones en alta mar. Esta nave forma parte de la clase Borei-A, una de las más modernas de la flota rusa, equipada con misiles balísticos y tecnología de sigilo avanzada. Según trascendió, el submarino también estuvo involucrado en misiones de adiestramiento y patrullaje estratégico.
La combinación de estos ejercicios y el retorno de unidades clave como el Emperador Alejandro III evidencia el renovado énfasis del Kremlin en asegurar su presencia y control en el Pacífico Norte, una zona de creciente interés geopolítico.