Perú condenó a Pedro Castillo a 11 años de cárcel: 4 expresidentes presos, crisis política y una democracia en tensión
Pedro Castillo convive en la misma cárcel que Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Martín Vizcarra, todos expresidentes peruanos.
El expresidente peruano, Pedro Castillo, fue condenado a 11 años, 5 meses y 15 días de cárcel por el delito de conspiración para una rebelión, a raíz del fallido intento de golpe de Estado que protagonizó el 7 de diciembre de 2022. De este modo, se convirtió en el cuarto exmandatario de Perú que habita cárceles simultáneamente.
La misma pena de 11 años, 5 meses y 15 días de cárcel recayó sobre la ex primera ministra Betssy Chávez, asilada actualmente en la residencia de la Embajada de México en Lima, y para la que el tribunal ordenó una nueva búsqueda y captura contra ella.
El póker de expresidentes peruanos encarcelados está integrado por Alejandro Toledo (2001–2006), Ollanta Humala (2011–2016), Martín Vizcarra (2018–2020) y Pedro Castillo (2021–2022), una secuencia que refleja la profunda crisis política e institucional que atraviesa el país.
Esta secuencia de caídas presidenciales no se explica por casos aislados, sino por un patrón que se fue consolidando con el paso de los años: la judicialización de la política como respuesta a tramas de corrupción estructural en las más altas esferas del poder.
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Por qué está preso cada uno de los cuatro expresidentes peruanos
Tras un largo proceso de extradición desde Estados Unidos, Alejandro Toledo fue condenado en primera instancia, en octubre de 2024, a 20 años y seis meses de prisión por los delitos de colusión y lavado de activos, luego de comprobarse que recibió sobornos por unos 35 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht a cambio de la adjudicación de tramos de la Carretera Interoceánica.
En abril de este año, Ollanta Humala recibió una condena en primera instancia de 15 años de cárcel por lavado de activos, al determinarse que aceptó aportes ilegales del fallecido mandatario venezolano Hugo Chávez y de Odebrecht para financiar sus campañas presidenciales de 2006 y 2011.
En noviembre de 2025, la Justicia peruana sentenció a Martín Vizcarra a 14 años de prisión por el delito de cohecho, en el marco de los casos “Lomas de Ilo” y “Hospital de Moquegua”, hechos ocurridos durante su gestión como gobernador regional. De acuerdo con el fallo del Poder Judicial, Vizcarra solicitó y recibió sobornos por un total de 2,3 millones de soles (683.000 dólares) a empresas constructoras a cambio de favorecerlas en la adjudicación de esas obras.
Pedro Castillo, otro expresidente peruano condenado
El delito de conspiración para una rebelión por el que fue condenado se relaciona con los episodios ocurridos el 7 de diciembre de 2022, cuando Castillo dio un mensaje a la nación en el que ordenó disolver temporalmente el Congreso, intervenir la Judicatura y gobernar mediante decretos, tras una nueva e inminente moción en el Legislativo, dominado por la oposición, para destituirlo al salir a la luz indicios de presunta corrupción que lo salpicaban directamente a él.
Sin embargo, su pronunciamiento no surtió efecto y a los pocos minutos fue detenido cuando había abandonado el Palacio de Gobierno de Lima y se dirigía aparentemente a la Embajada de México, donde su familia sí llegó y recibió asilo, mientras Castillo fue horas después destituido por el Congreso y enviado a la cárcel donde permanece hasta ahora.

La sala absolvió a Castillo de los delitos de abuso de autoridad y grave perturbación del orden público, pero le impuso una inhabilitación para ejercer cargos públicos por dos años, además del pago de una indemnización de 12 millones de soles (3,5 millones de dólares) en forma solidaria con sus coacusados.
La cárcel que alberga a cuatro expresidentes de Perú
En el Penal de Barbadillo pasan sus noches cuatro de los presidentes peruanos que, precisamente, vivieron en el Palacio de Gobierno, el lugar desde donde gobernaron y fueron los hombres más poderosos del Perú.
Los orígenes de Barbadillo como centro de reclusión para expresidentes se remontan a 2007, cuando el recinto comenzó a funcionar tras la extradición de Chile de Alberto Fujimori. Aunque en un primer momento fue concebido como un espacio de detención transitoria, con el tiempo adquirió un carácter permanente para que el exmandatario cumpliera allí su condena.

De este modo, en su historial se encuentran cinco expresidentes que vivieron entre sus “rejas”. Las comillas remiten a que en Barbadillo no hay celdas ni barrotes, sino cuatro ambientes, cada uno con una cama, baño y un pequeño comedor o recepción para visitas.
Los ambientes se cierran con puertas de metal y candado a las 21, pero antes de eso los reclusos pueden deambular por los dos jardines que funcionan como áreas comunes, y hasta se cruzan entre sí.












