El pueblo más chico de Suiza: estuvo a punto de desaparecer y hoy ofrece un turismo diferente para “convivir” con los vecinos

Apenas 200 habitantes es lo que tiene Corippo, este poblado más pequeño de la Confederación Helvética. Eso sí, en cuanto a turismo, ofrecen una opción “inmersiva”, una forma de permitirle a los visitantes convivir con los vecinos y que sientan cómo es el día a día en un pueblo de los Alpes.

Corippo, la belleza de este singular pueblo de Suiza.
Corippo, la belleza de este singular pueblo de Suiza. Foto: Google Maps.

Tiene apenas 7,7 km² y lo más sorprendente es en realidad la cantidad de personas que lo habitan: solo 202. Así es Corippo, el pueblo más pequeño de Suiza que estuvo a punto de desaparecer.

Es que durante uno de los momentos que más “vida” tuvo este poblado fue durante el siglo XIX, aunque tampoco fue un lugar que se destacó por la cantidad de personas que decidían vivir allí: también solo eran poco más de 300.

Con el correr de los años, las migraciones, el crecimiento de las ciudades, y el avance natural y los cambios culturales hicieron que este pueblo casi quedara sin habitantes y estuviera a punto de desaparecer.

El reloj del pueblo, infaltable en un pequeño poblado de Suiza. Foto: Google Maps.

Pero la definición en italiano de “albergo diffuso” (hotel disperso) puede dar más pistas acerca de este pequeño poblado enclavado en el valle de la Verzasca en la región del Tesino. Fue una forma de “rescatarlo” de su desaparición, y el motivo por el cual hoy se lo destaca como una forma diferente de hacer turismo.

Corippo, un pueblo atípico de Suiza, considerado patrimonio nacional

No es común que exista un poblado de apenas 200 personas, compuesto solo por unas pocas casas habitadas en su mayoría por ancianos y además que cuente con paisajes de ensueño. Pero todo eso sí sucede en este lugar de la región suiza italoparlante enclavada en los Alpes.

Se lo considera un pueblo patrimonio nacional, gracias a su arquitectura muy cuidada, que se anima a integrarse a las colinas e irregularidades del suelo propias de la región.

La típica infraestructura de Corippo. Foto: Google Maps.

La belleza de los pueblos suizos, justamente, radica en su simpleza y en su integración con la naturaleza. Esa forma de adaptabilidad de la arquitectura a lo natural, esa conjunción de vegetación, árboles y flores junto con caminos sinuosos -algunos de ellos elevados- que dan cuenta que vivir en contacto con el aire puro y el verde circundante es posible. Y Corippo tiene todo esto antes descrito.

Casas de piedra, techos de losa, todo un paisaje típico de Corippo. Foto: Google Maps.

¿Por qué Corippo es un pueblo “único” como experiencia turística?

Por supuesto, su arquitectura medieval también es un factor distintivo de Corippo, lo que lo vuelve un verdadero tesoro que guarda todas las tradiciones típicas helvéticas. Casas de piedra, techos de losa, todo un panorama que invita al turismo y que bien los pobladores saben que puede ser una forma de ingreso interesante para ellos, y que tratan de explotar con esa experiencia de “hotel disperso”.

Los paisajes y vistas que ofrece Corippo. Foto: Google Maps.

De hecho, entre las curiosidades de este pueblo está la posibilidad de que -ante la escasez de habitantes- muchas casas estén deshabitadas y funcionen como habitaciones de un gran hotel, así como también la oportunidad de tener como recepción del mismo al restaurante que tiene el pueblo, algo que intenta mantener el encanto de Corippo.

Así, la propuesta turística es muy sencilla: los visitantes pueden hospedarse entre los vecinos, convivir con ellos y sentir de manera directa cómo es vivir en un pueblo en medio de los Alpes, una experiencia que no se da todos los días.

La belleza de Corippo. Foto: Google Maps.

Este pueblo respira historia de hace siglos y muchas veces parece haberse quedado detenido en el tiempo. Esa también es un poco su intención a la hora de atraer turistas de todo el mundo: una forma de mostrarle al resto que se puede vivir con las comodidades del presente, pero de una forma más “sencilla”, lejos del ruido de las grandes ciudades.

Y, de hecho, eso queda manifestado a la hora de arribar al pueblo: es que no hay una estación de tren, por lo que el senderismo pasa a ser una de las opciones más viables a la hora de visitar este pequeño cúmulo de casas en medio de la belleza alpina.