Unas pastas irresistibles: el truco con miel para lograr una salsa suave y equilibrada
Aunque la salsa de tomate se usa en todo tipo de platos —desde pizzas hasta guisos—, es con las pastas donde realmente se luce. Por eso, para que su sabor sea inigualable, hay algunos trucos simples que pueden marcar la diferencia.
Uno de los trucos menos conocidos —y más efectivos— es sumar una cucharada de miel. Si bien muchos optan por una pizca de bicarbonato para equilibrar la acidez, quienes prueban con miel suelen dejar de lado esa opción de inmediato.
Con un ingrediente tan simple, el sabor y la textura de la salsa cambian por completo. La miel cumple la misma función que el bicarbonato al reducir la acidez, pero lo hace de forma más natural y con un toque mucho más sabroso.
¿Por qué agregarle miel a la salsa de tomate?
El tomate es ácido por naturaleza, principalmente si se utiliza el de conserva o aún no está lo suficientemente maduro. Muchas veces, esa acidez puede resultar desagradable al paladar, principalmente para quienes buscan una salsa suave y equilibrada. A eso se le suma lo pesado que puede caer en el estómago.
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Acá es donde la miel marca la diferencia. Este ingrediente natural tiene diversas propiedades como:
- Neutralizar la acidez del tomate.
- Endulzar de manera sutil sin alterar el sabor original ni agregarle azúcar.
- Dar brillo y mejor textura a la salsa.
- Realzar los sabores del resto de los ingredientes (como ajo, cebolla, albahaca o especias)
Para disfrutar de sus beneficios, solo se necesita una cucharada de miel por cada litro de salsa para ver resultados. Es importante tener cuidado de no pasarse, sino la salsa se convertirá en una preparación extra dulce.
Los efectos no deseados del bicarbonato de sodio en la salsa
Muchos utilizan bicarbonato porque actúa muy bien como alcalino y equilibra el pH de la salsa. Sin embargo, este ingrediente tiene efectos indeseados que pocos tienen en cuenta.
En primer lugar, puede generar una reacción efervescente al mezclarlo con el ácido del tomate, lo que altera la textura. Si se la usa en exceso, le da un sabor metálico o jabonoso a la salsa y desnaturaliza ligeramente los nutrientes del tomate, como la vitamina C.
Por su parte, la miel cumple la misma función suavizante, pero de forma natural y sin alterar el perfil de sabor ni los beneficios nutricionales del tomate. Lo único que hay que hacer es agregar una cucharada de este ingrediente, cuando la salsa empiece a hervir.
