En un pueblito colonial del siglo XVIII: cómo es la increíble experiencia de buscar oro en un río de San Luis

Actualmente, los turistas pueden buscar pepitas de oro. Foto: agenciasanluis
Actualmente, los turistas pueden buscar pepitas de oro. Foto: agenciasanluis

Entre las miles de opciones turísticas para hacer en San Luis está la de viajar al pasado. Se trata de viajar al pueblito a 80 de la capital y recoger pepitas de entre 17 y 20 quilates de un río que posee aguas doradas, y volverse con un kilo, equivalente a un millón de pesos.

Hablamos La Carolina, ubicado en medio de las Sierras Puntanas tiene una característica única: allí se pueden buscar pepitas de oro en su río, producto de una fascinante historia minera.

Los trozos que se recogen pueden variar en tamaño desde la punta de una lapicera hasta piezas más grandes y valiosas. Pero ojo, porque no son nada fáciles de encontrar. Separarlos y recuperarlos de entre los sedimentos del lecho, en curvas, debajo de rocas grandes, grietas y viejos cauces, requieren aplicar paciencia y técnica.

La Carolina, uno de los pueblos más hermosos. Foto: agenciasanluis
La Carolina, uno de los pueblos más hermosos. Foto: agenciasanluis

Por más que no signifiquen una fortuna, su áurea recompensa es suficiente para motivar a émulos de los buscadores de oro de siglos anteriores, que se llegaban hasta el pie del cerro Tomolasta, a 1.600 metros de altitud, dotados de vasijas para batearlos y juntar así las pepitas que quedaban al zarandear el cedazo.

Precisamente, el tono del espejo de agua se debe a los minerales que arrastra, legado de la fiebre del oro que vivió el lugar hace 240 años.

Sobre la posibilidad de visitar antiguas minas de oro y buscar oro en ese río con herramientas tradicionales se gestó una propuesta turística que la formidable alza en el precio mundial del precioso metal reavivó en el último año y medio.

La Carolina, un viaje a la historia. Foto: agenciasanluis
La Carolina, un viaje a la historia. Foto: agenciasanluis

El equipo de Huellas Turismo en La Carolina organiza esas excursiones al río Amarillo, al cual llega el metal precioso proveniente del cerro Tomolasta que, con las lluvias, va descendiendo hasta depositarse en los cauces de los ríos y arroyos de la zona.

El guía Jerónimo Jofré recomienda ir “en verano o primavera, cuando las temperaturas son más agradables. En invierno, aunque la actividad se puede realizar todo el año, el frío hace que la experiencia no sea tan gratificante”.

Origen colonial

La fundación tiene su origen en los yacimientos de oro de 18 quilates que fueron descubiertos a orillas del cerro Tomolasta y Cañada Honda, en 1784. Por ello el marqués de Sobremonte, gobernador intendente de Córdoba del Tucumán -intendencia a la que pertenecía San Luis durante el Virreinato del Río de La Plata- fundó La Carolina, en el paraje conocido como San Antonio de Las Invernadas.

Viajar al siglo XVIII en San Luis Foto: agenciasanluis

Actualmente, se destacan sus calles de piedra y el contacto con su río del mismo nombre, en el que los visitantes pueden buscar pepitas de oro. “Un paseo por las alturas de San Luis, pueblo de poesía y recuerdos de oro, testimonio viviente del esplendor minero puntano", reza el sitio web oficial que promociona el lugar.

En 2023 fue elegido como “el pueblo más lindo del mundo” por la Asamblea Ordinaria de la Organización Mundial del Turismo de Naciones Unidas (OMT) a través del reconocimiento “Best Tourism Villages”. En cuanto a la búsqueda de pepitas de oro, es una tradición que se sostiene tras más de dos siglos y que responde al pasado.