Un viaje a los orígenes: un país europeo invita a sus descendientes a realizar “turismo de raíces”
El programa, llamado “Italea: “es un viaje al corazón”, pretende llevar a las personas a conocer su pasado y visitar los lugares donde vivieron sus ancestros.

Italia lanzó una iniciativa llamada “turismo de raíces”, creada para invitar a sus casi 80 millones de descendientes alrededor del mundo a reconectarse con sus lugares de origen, a contramano de los bloqueos de los trámites de ciudadanía.
Impulsado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, el programa anima a las segundas, terceras, cuartas y hasta quintas generaciones de ítalo descendientes a visitar los pequeños pueblos rurales, muchos de ellos olvidados, de donde emigraron sus antepasados. Además, la iniciativa ofrece un asesoramiento directo y hojas de ruta tentativas hacia los orígenes de cada interesado que se inscriba en el consulado para ser guiado.

Argentina ha sido uno de los destinos preferidos por la inmigración italiana, ya que se cuentan entre 25 y 30 millones de descendientes, lo que representa entre el 60% y el 70% de la población total del país.
Sin embargo, no es el único país de Latinoamérica que atrajo mucha inmigración: Uruguay también mantuvo una fuerte herencia italiana, con un porcentaje notable de su población descendiente de inmigrantes italianos.
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De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística de Uruguay, alrededor del 44% de la población del país tiene alguna conexión con Italia. Este porcentaje se vuelve más significativo al considerar que el país tiene solo 3,5 millones de habitantes.
En el caso de Argentina, la gran inmigración que hubo en los siglos XIX y XX hizo que la mayoría tenga algún grado de ascendencia italiana.

Italea: la iniciativa para volver a las raíces
El gobierno italiano empezó, luego de la pandemia, a propiciar el reencuentro con las raíces, invitando a viajar a Italia. Esta apelación se agregó a las clásicas turísticas para visitar monumentos históricos, disfrutar de la comida, recorrer sus pueblos incomparables, su campiña, saborear sus vinos.
Se trata de un viaje personal, mucho más emocional que el de los turistas que hacen horas de cola para entrar al Coliseo o que se pegan codazos para sacarse una foto sin que salga mucha gente en la Torre de Pisa.

“El viaje de las raíces es un viaje del corazón, un viaje emocional donde quien viaja no es un turista, es un viajero en tiempo y espacio, es alguien que siente que regresa a casa”, resumía Verónica Morello, responsable de la oficina en Argentina de la Agencia Nacional de Turismo italiana (ENIT), a Noticias Argentinas.
El objetivo es sentimental, despertando el sentido de pertenencia, pero también económico: busca generar desarrollo sostenible, crear empleo y revitalizar zonas menos conocidas, lejos de los puntos turísticos saturados como Roma o Venecia.


















