Vacaciones sin gastar de más: 3 playas de Buenos Aires desiertas para pasar un verano desconectado y gasolero
Una tiene sólo cuatro habitantes y es Reserva Provincial, otra es ideal para andar en 4x4 y en la tercera las ostras son silvestres. Tienen en común los precios bajos, camping gratis y la falta de vecinos.

Para aquellos que le escapan al tumulto y desean tener un verano tranquilo y low cost, existen alternativas con destinos pequeños, poco conocidos y que no demandan demasiados gastos para pasar unas vacaciones diferentes en Buenos Aires.
Los Ángeles: donde se juntan el campo y la playa
Con apenas 20 habitantes y unas pocas viviendas ubicadas entre la arena, Los Ángeles tiene poca señal para celular y para acceder a internet hay que ir hasta el médano “el locutorio” o a “la pulpería del Vasco”. Este último es un polirrubro que vende provisiones y carnada para los que van a pescar. Enfrente tiene un área de camping gratuito. Además, algunas viviendas están en alquiler.

Está a 30 km al sudoeste de Necochea y se llega por un camino de tierra mejorado. Esta localidad turística tiene 90 viviendas, de las cuales solamente cuatro están habitadas de forma permanente. Además, cuenta con un puesto policial, servicio telefónico y la Escuela Nº 29 Antártida Argentina.
Se destaca por sus amplísimas playas de arena gruesa, acantilados y rocas que miran hacia el mar. Es un sitio propicio para la práctica de deportes acuáticos, para hacer travesías 4x4 y se pescan gatuzos, cazones, chuchos, pescadillas y pejerreyes, entre otras especies.

En los últimos años se ha incrementado la visita de turistas de todo el país porque sus médanos verdes favorecen la instalación de carpas y sombrillas privadas. Entre las casas se destaca una en especial, la de Botellas que Elina Monferrer construyó cumpliendo el sueño de vivir frente al mar. Paredes hechas con botellas de plástico y algunas de vidrio que dejó a la vista para ponerle su impronta al hogar. Allí tiene una despensa con algunas cosas para vender y unos imperdibles chipás para el mate.
A 7 km del balneario se encuentra la mayor cordillera de dunas de la costa atlántica argentina: Médano Blanco. Es un lugar ideal para recorrer en cuatriciclo o 4x4, cosa que muchos hacen durante el fin de semana. Cerca está el complejo termal que tiene el mismo nombre y ofrece 2 piscinas cubiertas y 2 hidromasajes al aire libre. Tiene otra pileta recreativa, así como áreas de picnic, sanitarios, vestuarios y duchas.

Está en un casco de estancia que domina este monte de arena de 100 m de altura. Abre de viernes a domingo de 10 a 17 y la entrada tiene un valor $ 18.000 a partir de los 9 años. Como opcionales ofrece spa, gastronomía en Médano Bar y Rural Restó y el alquiler de casilleros con llave, batas, toallones y camastros. Instagram: @termasdelcampo
Como una especie de combinación de campo y arenal, tiene algunos puntos destacados para visitar: hay yacimientos de pueblos originarios que conservan elementos pertenecientes a primitivos pobladores indígenas.

Tiene una plataforma en la playa rocosa que se introduce en el mar hasta 200 m de la costa, ideal para pescar. Ahí está la Cueva del Tigre, un lugar de leyendas pues dicen que allí se ocultó Tigre del Quequén, un gaucho del siglo XIX que escapaba de la policía. En la zona hay un Santuario de la Virgen de Luján (sólo se accede con supervisión local por las dificultades de camino) y lagunas de agua dulce con hay nutrias, patos y todo tipo de fauna.
Informes: Tel.: (02262) 431153 o web: www.balneariolosangeles.com.ar
Los Pocitos: pueblo costero
Por la calidez de sus aguas turquesa y por sus arenas de origen calcáreo blanco, aquí las ostras silvestres crecen libres y en cantidad. Incluso hacen una fiesta dedicada a este manjar exótico. Heredó el nombre de una estancia afincada allí y comenzó a ser conocido en la década del ’30, cuando los vecinos se acercaban a bañarse en los cinco pozos de agua de la costa.
Víctor Speroni, el dueño de la estancia, abrió su campo para que todos disfrutaran de la playa. La fecha fundacional de Los Pocitos corresponde al 23 de abril de 1959, cuando Juan Ingelmo presentó el plano de subdivisión de la parcela en 313 lotes para su posterior urbanización.

El balneario cuenta con sala de primeros auxilios, tendido eléctrico, Wi-Fi en el sector de acampe, la escuela N°15 Tambor de Tacuarí y el Salón de Usos Múltiples de la Comisión de Fomento. Los visitantes que lleguen al lugar podrán encontrar despensas, hostería en temporada estival, departamentos de alquiler (precio para 2 a 4 personas desde $ 30.000 diarios y hasta 8 rondan los $ 70.000 por día), un muelle para pescadores y un sector libre de acampe totalmente gratuito, que posee fogones y baños públicos.
Cuentan sus pobladores que hace aproximadamente cuatro décadas llegó un japonés porque estaba convencido de que el agua del golfo en que se encuentra era perfecta para el cultivo de ostras. Y si, tenía razón, aunque, nunca comprobó el resultado de lo que había sembrado. Sin embargo en la actualidad las hay en abundancia, crecen de manera natural y sin intervención humana, convirtiendo a la zona en un verdadero epicentro ecológico y gastronómico.
A tal punto que una comisión vecinos decidió en 2008 hacer la Fiesta Provincial de la Ostra el segundo sábado de enero de cada año. Los platos con este molusco son una constante en la dieta de los pobladores y visitantes.

También se puede disfrutar de la pesca, las caminatas por la playa, el avistaje de aves o simplemente recorrer el muelle de madera que a lo largo de 240 m se interna en el mar. Tiene unos 70 habitantes y se encuentra a 900 km de CABA, a 80 km de Carmen de Patagones. En la RN 3 Km 918 se encuentra el acceso por un camino de ripio que lleva directamente al balneario (está muy cerca de Bahía San Blas). Informes: Tel.: (02920) 465406 o web: www.turismo.patagones.gob.ar
Centinela del Mar: con apenas cuatro habitantes
Se encuentra a 54 km de Miramar, en el partido de General Alvarado, y se caracteriza por la tranquilidad y soledad de su playa, que conserva el ambiente natural. Su ingreso es por Ruta 88 y luego se toma un camino de tierra durante 17 km. También se accede haciendo 30 km desde Mar del Sud. Aquí la señal de telefonía móvil es escasa e intermitente, aunque sí posee Internet inalámbrico que llega desde Mechongué con buena recepción.

Entre lo destacado que tiene para ofrecer Centinela del Mar está la Posta La Lagartija, una pulpería/almacén, que también funciona como el centro cultural de la comunidad “Gúnum a Kúna”. Allí tiene un espacio donde se exhiben objetos y fotografías de pueblos originarios como el Tehuelche. El dueño es un ex guardavidas que armó el parador en la vieja usina del lugar.
Allí se puede comer, pernoctar, conocer la historia del lugar y hacer cabalgatas. En un vagón de tren reciclado se puede dormir con excelentes vistas al mar (precio para 4 personas $ 30.000 diarios).

Está totalmente prohibido circular con cualquier tipo de vehículo sobre estas playas que componen 23 km protegidos como Reserva Natural Provincial. Es que aquí se hallaron restos arqueológicos y paleontológicos.
Además, se halló el naufragio de una embarcación que transportaba un gran cargamento de loza fina perteneciente a la fábrica Spode de Inglaterra. Ya se encontraron y catalogaron más de 7.600 fragmentos de vajilla, identificados en 80 modelos distintos que fueron producidos desde 1831 a 1840. Y elementos utilizados por los indios querandíes para cazar lobos marinos, además de un enterramiento aborigen de 13 individuos con más de 160 ajuares fúnebres con 2.750 años de antigüedad.

En cuanto a las playas, son prácticamente vírgenes, entre campo, dunas y acantilados. También hay una capilla, una escuela, una proveeduría y un viejo hotel abandonado que estuvo abierto hasta los años ’80. Informes: Tel.: (02291) 420190 o www.miramar.tur.ar

















