La Champions League, atravesada por el Ramadán: ¿por qué se paran los partidos para que se hidraten los musulmanes?

El partido de Champions League entre el Barcelona y el Benfica se vio interrumpido a los 15 minutos para que los jugadores musulmanes, que están en el Ramadán, puedan hidratarse, una vez que ya se posó el sol. Teniendo en cuenta que durante el día no pueden comer ni beber nada, las autoridades de la competición decidieron que se pare el encuentro para que no sufran problemas médicos.
Como se conocía con exactitud a qué hora se ponía el sol en Barcelona, a las 18:52, se había programado entre los dos equipos el parate cortito, que se llevó a cabo sin problemas. En el Barcelona, Lamine Yamal y Ansu Fati son los futbolistas que cumplen el Ramadán, mientras que el Benfica son tres los jugadores del plantel que se encuentran en esta situación: Kokçu, Akturkoglu y Amdouni.

Lamine Yamal es uno de los afectados por el Ramadán. Foto: Reuters/Albert Gea
El Ramadán, que es el mes sagrado para los musulmanes, es más problemático para los deportistas de élite que deben equilibrar sus compromisos religiosos con las exigencias físicas de su deporte.
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Para mitigar posibles efectos adversos, los clubes diseñan planes nutricionales específicos que aseguran una adecuada recuperación tras el ayuno. En el caso de Lamine Yamal, el Barcelona implementó un seguimiento personalizado liderado por su jefa de nutrición.
El Ramadán y el fútbol
La Champions League entró en la etapa de octavos de final coincidiendo prácticamente con el inicio del Ramadán, que este año se celebra desde el 1 al 30 o 31 de marzo, según cómo se vea la luna en cada localización.
Este mes sagrado de ayuno, oración e introspección que se celebra en la religión islámica, conmemora el momento en el que Alá reveló el Corán al profeta Mahoma. Es un periodo de acercamiento espiritual a Dios, en el que los fieles se entregan a la reflexión y el cuidado del prójimo.

Los musulmanes iraquíes se reúnen para romper el ayuno. Foto: Reuters/Alaa Al-Marjani
Durante estas cuatro semanas, los religiosos practican el ayuno, que comienza al amanecer después del Suhur -la última comida antes de que salga el sol- y se rompe al atardecer, mediante otra comida llamada Iftar, que suele comenzar con la ingesta de dátiles y agua. Durante las horas de ayuno, no se puede comer ni beber nada, ni siquiera agua.